30 de septiembre de 2015

Recordatorio




"Mientras vivas, brilla
(Epitafio de Sícilo, siglo II a.C)


Avisos (Lecturas en voz baja)




Virginia Woolf fue una lectora y una ensayista muy aguda y penetrante, como lo demuestran sus ensayos sobre literatura de todos los tiempos: Defoe, Austen, Elliot, Conrad, Donne…, en definitiva, la tradición literaria en la que quiso verse y a la que quiso contestar. Estos textos son el complemento ideal a su narrativa.
Son las lecturas en voz baja, las propuestas de una lectora excepcionalmente penetrante, mucho menos común de lo que sugiere el título.

«El único consejo, en verdad, que una persona puede dar a otra acerca de la lectura es que no se deje aconsejar, que siga su propio instinto, que utilice su sentido común, que llegue a sus propias conclusiones». 

[El replicante D]

Poesía en la mano (Editorial Yunque)


El Rastro, otoño de 2015





[Larsen]

Tasa


El Rastro, otoño de 2015

[El celador]

29 de septiembre de 2015

Teatro Emperador



El Rastro, otoño de 2015









[el trapero]

Consejos horacianos

 


“No admirarse de nada”

"El que ha comenzado bien, está a la mitad de la obra"

"Con mano diurna, con nocturna mano, maneja los ejemplares griegos"

"Guarda los manuscritos nueve años antes de publicarlos" 


Véanse también estos consejos de otro Horacio  (Spasavic & della Biondetta)


28 de septiembre de 2015

Escritores nocturnos



Hace unas semanas leí un artículo de Vila Matas en el que ponía a parir a los "escritores nocturnos".

¿Se referiría a los blogueros?

24 de septiembre de 2015

23 de septiembre de 2015

Vida monacal


Rastro de León, extinto verano de 2015


La cubierta del libro reproduce un fragmento de Monje leyendo, cuadro de Fernando Checa que me recuerda vagamente a los austeros sabios de Rembrandt. 
¿Y si los ultramarinos se erigieran en congregación monástica? Alguno hay recluído, seducido por la vía ascética, que tal vez dé el paso a fundador de la orden (si antes no se convierte en eremita del desierto).



22 de septiembre de 2015

Papel menudo



 

Este domingo pasado en el Rastro oí a un anticuario al que conozco de vista preguntar a un librovejero si entre su material (casi todo de medicina añeja) tenía "papel menudo". Antiguamente este apelativo aludía a impresos breves y clandestinos que se saltaban las ordenanzas de publicación. Pero hoy en día se refiere a hojas sueltas, manuscritos, publicidad, estampas, fotos, cartas y postales que a menudo aparecen entre las hojas de los ejemplares encuadernados o en cajas de zapatos, cuando no en bolsas de plástico o al buen tun-tun.

 

Ya habían pasado antes los ultramarinos arramplando con lo más interesante de estos legajos que carecen de depósito legal e ISBN. El librovejero, viejo librero, advirtió entonces al nieto que atendía con él sobre los que hojean los libros (tomó uno y pasó sus páginas en abanico ante las mismas narices del pipiolo) buscando ese tipo de ephemera para cambiarlo de lugar y llevárselo de rositas.

Verídico. [Gromov]

 



21 de septiembre de 2015

DAKOVIKA, segunda parte (una novela por entregas)









DAKOVIKA
segunda parte

 (una novela por entregas)


de 

Bruno Marcos


la saca


Manual de Ultramarinos

2016



P R Ó L O G O  A  L A  S E G U N D A  P A R T E  D E  D A K O V I K A


Comoquiera que la pequeña novela Dakovika de la que soy padre ha tomado un vuelo tan alto y nada previsto por mí en su gestación y viendo cómo ha generado tanta estupefacción en lectores y gentes que de ella han tenido noticia y comoquiera que ha causado tanto impacto incluso en aquellos a quienes no iban dirigidas unas letras tan vagabundas y tan derechas al olvido y aunque el tiempo que lleva en circulación apenas pasa del año y los ejemplares fueron contadísimos y comoquiera que muchos no hacen sino interrogarme por cuáles serían las vidas posteriores de esos tan desdichados personajes me veo impelido y hasta obligado a escribir esta segunda parte que aquí se inicia.
Y pese a que el motivo principal es el pedido de los admiradores también me mueve a coger la pluma, lo reconozco, el prurito de escarmentar a los malos que me han echado cuentas hasta de la tinta que empleo. Con mencionar lo siguiente lo expreso todo, y es que hasta algunos me decían de asesino al haber, mi protagonista, ajusticiado a Garnach, y de zoófago al cazar y comer perros perdidos algunos tristes de esas páginas, y de fornicador en librovejerías y hasta me acusaban de destejar los tejados de la ciudad sin nombre y de allanar la lujosa casa de los Siena-Pombal, de robar en cementerios y muchas cosas más. 
Algunos personas se han dolido de salir descarnadas y otras de salir poco. Todas estas cosas apenas me han conmovido porque quienes confunden realidad y sueño, literatura y vida, no hacen sino verificar que la ruina de escribir no es tanta ruina.
De lo más extraño y raro que ha me ha acontecido es la continuación apócrifa de esta pobre Dakovika que un infame fabricó y que, tras escurrirse el seso, tan sólo dos capitulillos parió. Firmaba el infeliz como un «El Ama-nuense» y con él tuve una reyerta epistolar que a continuación reproduzco:



Réplica a Avellaneda (Habla el autor)
  
No es de extrañar que a Dakovika, siendo como ha sido un éxito pleno, le salga ahora un Avellaneda que tira de algunos capítulos y los estira hasta ver si la teta de mi ingenio riega el suyo. Ha tenido este Avellaneda, salvando yo las larguísimas y siderales distancia de ser un cervantito, la delicadeza de salirme en las barbas mismas y de dar sus piedras brutas en estas mismas páginas ultramarinas. 
  Al menos no me ha motejado de viejo o de manco como al otro, seguramente porque más viejo sea él y manco yo no soy y ni en la mano de él ni en la mía haya estado el parar el tiempo, ni la ocasión más alta que vieron los tiempos de perderla. Quieran seguramente moverme a escribir la verdadera historia de Dakovika en segunda parte pero no me bastará con darle muerte al auténtico protagonista que es «el cuervo» sino a ese Larsen también, cuyo sosias real puja y anima al Avellaneda este no por quitarme la autoría del primero sino por ascenderse él de personaje secundario a primer personaje.

Contrarréplica de Avellaneda (Habla el plagión)

Lejos de mi ánimo estaba el polemizar, y menos con gente de calepino y retórica tan subida, pero aviesas intenciones entreveo en estas pocas líneas a mi persona dedicadas. No solamente por mancillar es que Avellaneda me apoda, pretende el padre de la mermada Dakovika, que a los lectores ultramarinos al leer «Avellaneda» se les colmen las mientes, por reflejo, del Manco Universal y así procura encaramarse aquél a costa mía con tamaño ardid. Si menguada es Dakovika, arrapiezo es «el cuervo», si desabrido éste, necesitada aquella, si mustia aquella, desganado éste, que pretende abarraganarse con la rubia, aunque le sale huero. El pálido Karenino se colorea bajo mi pluma y se agranda Larsen aderezado de mi sal y pimienta. Ingrato autor es este cervantito que, lejos de gratificar a quien con su ingenio ha sacado de los derrumbaderos del olvido su obrita, le paga con aquellos aguijonazos que de seguro el mismo sufrió al enterarse de que quien esto escribe rubricaba en Papalaguinda a los Ultramarinos y transeúntes que lo solicitaban, ejemplares de La Vidriera recuperada dada a la imprenta por las buenas artes del editor Malabia.
Queda dicho.

Al muy avellanado Don Amanuense (Habla el autor)

Poca altura he de alcanzar, querido Avellaneda, si he de encaramarme a la bajura de tu calentura literaria para alzarme. Y si es mermada o menguada la Dakovika, si es grande o pequeña, breve o lerda, es cosa que a ti no debería interesarte para adornar tu villanía pues más desdórate que otra cosa el haberte rebajado a continuar novela, según tú, tan necia y que a todos, agotada la edición, ha encantado.  
Si a este que le dicen sus allegados y cercanos «El Amanuense» le diese en tener una tercera mano le serviría para quitarse de una mi obra cumbre y de la otra la infame pluma. 
Arrapiezo es todo en Dakovika, querido delincuente juntaletras, porque de las basuras y harapos del tiempo trata y versa, si Karenino es en blanco y negro es por algo y no por nada, y es un galgo, flaco y vago, que bosteza, orina y defeca pero que nunca copula y menos en las comisarías. Es un galgo quijanesco que vive desde los tiempos aquellos sobre cuyo espinazo las obras de fiodor cuelgan. Y Larsen es mezquino y no poeta, trapero del tiempo y no de letras, traficante de nadas y de todos, sombra y alter ego de lo peor peor de ese «el cuervo».
Y por otro lado está ese sosias de Larsen transmutado en editor Malabia cuyas estampillas saca a expensas de lo ingresos originados de mi arte cuyos huesos he de moler al verle en el instante.

Cervantito, que nada te quito (Habla el plagión)

Confiado quedé en que mi réplica haría rescatar el seso al cervantito, mas veo errado el tiro y ya me malicio que no es tarea fácil trocar penco en marengo. No quisiera alargar la pelotera pero hay mucha razón en que lo haga por cuanto no pienses que si callo otorgo. No me hieren tus diatribas, antes las tomo a zumba, chiquilicuatri de las letras leonesas.
Truco vil empleaste al poner unos capítulos gratis en el etéreo y reservarte los postreros para que vieran la luz en letra impresa, todos revueltos, en tu obrilla. Procurabas así embelesar a los lectores y que después prestos corrieran a llenar tus bolsillos de dineros. Ja, ni se leyeron los primeros ni los postreros y se fueron tus bolsillos tan vacíos como vinieron.
En cuanto a Malabia editor también eres ingrato con él. Lejos de darle mieles por procurarte una segunda oportunidad le arrojas tus hieles, no por quedarse con tu peculio, como pretendes hacernos creer. Muy al contrario, es al enterarte de que cuando La declaración de Larsen vea la luz, pretende el editor regalar un ejemplar de los sobrantes (que los hay) de Dakovika cuando ponga aquél en circulación. Ya es manía la tuya con las gentes que te dan segunda ocasión.
Y esto dejo dicho.

Dakovika del asno (Habla el autor)

Que todos esperan que te dé del asno pero no es necesario cuando tú mismo rebuznas y te afanas en seguir la trifulca a ver si te igualas no por ingenio sino por genio conmigo. Y si no hubiere sido mi libro de Dakovika un acierto pleno, hijo del entendimiento sagaz y sensible de nuestro drama del tiempo, a qué fueras tú con tu prosa chocarrera a ampliarla por sus flecos con chusquería muy sosa. Bien es seguro que si mi libro no se engendró como aquel grande en la cárcel si que lo fue en este mi sofá, y con las visitas que hice a los libreros de viejo, a las buhardillas más ajadas, a los tejados y al rastro y a la casa más embrujada de la ciudad sin nombre y al más especial anticuario, pero tus esos dos capitulosillos debieron serlo en el excusado.
 Desocupado juntaletras deja la diatriba y ponte con la pluma y mídete conmigo a ver quién la tiene más larga y más fina. Vale.

Trirréplica al cuervo (Habla el plagión)

Urajea, que algo queda.
Ya no esperaba de ti nuevas impertinencias calapitrinche, pero veo ahora al cuervo que urajeando, urajeando le da por lo asinino. Ave de infeliz agüero, siendo como eres paseriforme, cómo no vas a tener la pluma más larga y más fina. Se te olvidó dejar dicho que también la tienes concolorcorvo, como tu juicio. Cautivo de tu vanidad arrógaste fina y larga pluma y con eso procuras altos vuelo, pero muy al contrario, a vuelo gallináceo no alcanzas. Acaso te ocurra, sin tú saberlo, como al sochantre de Luis Mateo (no quiera Dios que con el mismo final) pues noté tu mollera en la estampa de los ultramarinos un tanto esquizognata.
Por cierto, yo prefiero el retrete, aunque si voy apurado también me arreglo con el escusado, no con el excusado. Aunque tires de excusado para publicar, quedas excusado de replicar. 
Lo dejo dicho.

¡Ah de la vida!… (Habla el autor)

¡Ah de la vida!... ¿Nadie me responde? Sólo este tenaz plagiador, este tenaz mentecato. La fortuna mis tiempos ha mordido y entregado me ha a las fauces de este copión de mi novela.
Aquí de los antaños que he vivido... He perfilado las brutas piedras de la verdadera realidad en perlas puras, en palabras atrevidas, forjándome yo en ellas mismas para que, ahora, este envanecido de sus locuras exprima el diccionario viejo creyéndose que el escribir de estas querellas y las malas copias aquellas fuese cosa de tirar de teta en teta. Falta a su pluma la viveza y colorea una estampa a fuer grisalla. Que sepas tú que la literatura se inventa y no se ordeña.

Cervantito obnubilado (Habla el plagión)

Parece que cervantito tiene nostalgia mamaria, pues un tanto obseso anda con las tetas que aprovecha como figura para darme zurriaga. Ha de ser que de pequeñín tiró más de látex que de seno. Se lo perdonamos, pero tengo por cierto que su irrenunciable inquina resulta del día fausto de la presentación de mi ópera prima, la de los retratos de vendedores del Rastro, en la que fue parecer general que era mi telonero con su Dikovaca. Cómo no sentirte mancillado por un principiante talentoso tú que te vendes como avezado en esto de las letras y no dejas de ser, pobre, simple zancarrón. Eres un si es no es poeta, buscón de lisonjas, loas, homenajes, zalamerías y dorados oropeles; de prosa baja, gris, espesa, plúmbea, mazorral y pastosa; en suma, prescindible. Tu natural orgullo magullado por mi talento, caliéntate el seso, ménguate el ingenio, estréchate la razón, núblate el juicio, embózate el entendimiento, empequeñécete la inspiración, mérmate los alcances y ahuyéntate las musas. Vanidoso monigote, déjate ya de parlerías preñadas de trampantojos, bachillerías y vituperios, y aplícate al estudio, pues a lo que parece no has salido todavía de charro estudiantón.
Quédate con Dios, que dicho queda.

Juzgue el lector si escribir en España no es y ha sido siempre un llorar a fuerza de encontrar maldad tras maldad.
Pero queden aquí estas asechanzas del mal genio vulgar y se hunda este plagión en las aguas tumefactas de su falta de inspiración y vayamos a ver que cosas nuevas pasaron a estas pobres almas de Dakovika en sus nuevas andanzas de esta historia que es trágica más que sarcástica. Anime ella los ratos del desocupado lector y que de su nacencia vaya a su nacencia, pues esta no fue otra que la más pura de salir yo por las letras de la época más triste de mi vida y del consiguiente comercio de ratos muertos que hice con ese Larsen rebuscando en el basurero del tiempo.

Avisos





Este libro investiga la historia de la pasión por coleccionar desde el Renacimiento hasta nuestros días. Todo objeto de colección, ya sea una caja de cerillas o la uña de un mártir, tiene un significado que trasciende al objeto mismo; es un tótem. Y el afán incesante por poseerlo convierte al coleccionista en un antropólogo cultural. Philipp Blom destila los temas que subyacen a esta pasión aparentemente tan inasible: conquista y posesión, caos y memoria, un vacío que colmar y la conciencia de la propia mortalidad.



[Si te interesa el libro en digital... Lo tenemos. El replicante D]

Parusía




Ven, ven Larsen no tardes
ven, ven que te esperamos
ven, ven Larsen no tardes
ven pronto por favor


El Rastro muere de frío,
el alma perdió el calor,
los hombres van a su bola,
el Rastro no tiene humor
 (Estr.)

Envuelto en sombría noche,
el Rastro, sin paz se ve;
buscando va una esperanza,
buscando también la fe
 (Estr.)

Al Rastro le falta vida,
al Rastro le falta luz,
al Rastro le falta cielo,
al Rastro le faltas tú
 (Estr.)
[G.]

20 de septiembre de 2015

Las malas lenguas



El Rastro, final del verano


«Qué bien estamos sin ti, Larsen»


Whatsapp de Bombita


de la vieja escuela





«Retirado en la paz de estos desiertos conversando con los muertos, lejos del vicio de lo barato».




Whatsapp de Larsen

Great Minor Poets






[Tinofc Ocramalliv]

AstrROCKrga (Marciano Sonido Ediciones)












Felicidades a nuestro amigo el editor Jesús Palmero (Tarkovski)

[Larsen]

19 de septiembre de 2015

18 de septiembre de 2015

Oscuridades


Don Larsen, me dirijo a usted para hacerle partícipe de este cuento irónico, amargo y quién sabe si vengativo, para que, si no tiene otra  cosa mejor que dar a la imprenta digital, lo publique usted no antes del jueves de la semana que viene, por razones que se me antojan harto prolijas de explicar por escrito. 

Ruego a usted guarde el secreto sobre la identidad de quien lo firma. Si fuere así, amparado en ello, este trasunto de envenenado viento atlántico le podría hacer llegar algún que otro texto susceptible de propiciar mi linchamiento, y quién sabe si hasta cosas peores.
Muchas gracias y quedo a su disposición para cualquier requerimiento.

Mattheus Porto Luz

PS Disculpe la posible mala traducción al español tanto del cuento como de este correo.





OSCURIDADES

Soltera, maniática, severa, inmisericorde, sola. La chepa se pasó la vida corrigiendo exámenes como quien dicta sentencias irrefutables. La ternura y la comprensión sólo eran palabras apropiadas para el análisis morfológico. Todo lo más alguna vez soñó con encontrar un compañero igual a ella en quien ampararse de la agresividad silenciosa de los alumnos. Pero eso sólo duró hasta que el óxido cubrió todo su caparazón al completo y sus gafas de miope se convirtieron en troneras por donde disparaba sin piedad. Así es que cuando la despojaron de todo su poder a los setenta años por haber llegado a la edad máxima para jubilarse, comenzó a sospechar conspiraciones infundadas contra ella, ante las cuales estaba inerme. Con el paso del tiempo desarrolló un mecanismo de defensa, que consistía en no reconocer la vida que había llevado, en rechazar toda actitud inflexible, toda convicción pasada. Con tal práctica le nacieron vibraciones extrañas en el alma, en las manos y en el sexo descolgado, pero pronto se dio cuenta de que ya era tarde para descubrir el mundo con su cuerpo y sus sentidos calcinados por las oscuridades de tantos años. Sólo yo advertí que tras aquel nombre en la esquela funeraria de un periódico local se escondía La chepa. No me alegré de su suicidio tardío, al fin y al cabo sólo conmigo tuvo una debilidad, haber pasado por alto una falta de ortografía en el último examen de segundo de bachillerato con un guiño lúbrico y ansioso de su ojo derecho, que ni ella misma seguramente advirtió. Quién sabe si la conmovieron mis poemas de amor requisados durante una de sus soporíferas clases, y que ya no me devolvió.

                                    Mattheus Porto Luz



Taifa





¡Pero si ya los fariseos decían del mismo Jesucristo que era amigo de publicanos, prostitutas y gentes de mal vivir!  (Mateo 11,16-19)


[G.]