[malabia]
29 de febrero de 2016
Calzados La Carretona
Señora con niño regateando por el precio de unas zapatillas
Cacabelos |
- Me podrías quitar algo de las zapatillas.
- Como no te quite los cordones.
Visto y oído por el trapero
Primer asalto
GANADOR
La solución al primer asalto es alguna de estas
variaciones de 2 elementos tomados de 3 en 3:
MMM
MMF
MFM
MFF
FMM
FMF
FFM
FFF
Podría enviarte 8 emails con cada una de ellas (no has
limitado el número de envites), lo que garantiza mi
derecho a un ejemplar.
G.
[Email de Gromov, el más listo de la clase]
El juego de las diferencias
En la octavilla izquierda, que es la que se ha repartido las últimas semanas, todavía era RASTRO LEÓN ARENA.
En la que me han dado esta semana (derecha) ya es MERCADO LEÓN ARENA.
¿Problemas de copyright con el lobby del Rastro? ¿Mejora de estatus y desvinculación de lo rastrero?
Que cada quien saque sus conclusiones.
[Piero della Biondetta]
28 de febrero de 2016
Gromov: el regreso (2016)
Gromov pillado in fraganti. Viernes 26 febrero |
«Lo peor no es que marche, sino que vuelve»
El polaco
[ Felices 51. Böhm]
27 de febrero de 2016
Últimos pasajes a la diferencia
El escritor Bruno M. firmará ejemplares de su libro en la librería Galatea (fecha sin confimar).
[el cuervo]
Gallo
García Lorca fundó la revista Gallo, de la que solo se publicaron dos números. Bruno Marcos fundó la revista La Galerna, de la que se publica ahora el tercer número.
[malabia]
26 de febrero de 2016
Perros semihundidos
El primero de todos, el fundacional de Goya, en su enigmático cuadro del Prado.
Y por último, la novela de Richard Adams (el autor de La Colina de Watership) traducida en España como Los Perros Perseguidos, que dio lugar a una impactante película de dibujos animados no-para-niños.
Quienes hayan visto el filme o leído la novela, que podría llevar muy bien el título de Perrerías (por las que los animales de experimentadores les hacían a los canes), estarán de acuerdo en su inclusión aquí.
[Gromov & della Biondetta]
25 de febrero de 2016
"Esta sufrida clase..."
Fisgando por la red, Europeana me recondujo a la la Biblioteca Digital de Castilla y León, donde me encontré esto. Data de poco antes de la última república y es una memoria que presenta la Junta Directiva del Gremio de Ultramarinos, "orgullosos todos de colaborar como un solo hombre al florecimiento de esta sufrida clase". Os sugiero que la echéis un vistazo. Como véis, la fina prosa no tiene desperdicio, los precios que citan son irrisorios y me llama la atención que entre los socios ya figura el ultramarinos de Cantareros, que todavía está justo al lado del Anticuario.
[Spasavic]
24 de febrero de 2016
Galaterarias
En la mejor librería del mundo habíamos quedado algunos Ultramarinos convocados por el polaco para conversar de la vida mitigada y, si se terciaba, de la vida literaria.
Una vez que traspasamos la puerta verde el librero nos señaló el rincón de la poesía de la experiencia donde podíamos conversar con los difuntos sin levantar la voz. Ocramalliv se movía entre los libros como si se hubiese criado allí; saludaba a todos los que entraban, como si se conociesen de toda la vida, y les presentaba al esquivo malabia como el famoso editor de Manual de Ultramarinos. Uno de los presentes, Jesús, seguía al dedillo los consejos del polaco a la hora de elegir un libro para regalar a su mujer. Tinofc le puso en la mano un Kamasutra para días lluviosos (Impedimenta) con unas ilustraciones de palo, y sin decir nada se lo dijo todo. Vimos a Larsen agachado dando un repaso a los poetas. «Para saber si estamos ante un buen poeta hay que leer el último verso del primer poema y el primer verso del último poema», con esa sabiduría de mutilado de guerra el trapero repasaba las novedades.
Leo, el librero, le recomendó la antología La vida callada; sacó del mostrador un ejemplar domesticado y le leyó, con voz aflautada, un breve poema de Susana Benet, que el polaco recordaba haber leído en La veleta, donde un gato negro se paseaba por la cubierta (gracias maestro Liendres). Menuda memoria tiene para los libros, pero le preguntas: ¿qué fue de Gromov? Y no se acuerda de nada.
El trapero se quejaba de que sólo hubiese un ejemplar de nadie vendrá a salvarnos de Yolanda Morató, y por tanto se lo tendría que jugar a pares y nones con Tinofc. Desde su púlpito el librero se defendió: «los cinco que había se los llevó Juan Bonilla».
Le preguntamos si se vende bien los libros del escritor jerezano, pero Leo nos daba largas y no quería contar nada porque decía que nuestro blog era un campo minado de maledicencia. Nos señalaba al polaco que los compraba por duplicado, uno para el bibliotecario de Mansilla de las Mulas y otro para él.
Solo necesitamos sacar el ovillo para que el librero, necesitado de la compañía de los solitarios, tirase de él y nos mostrarse sus agujas de crítico literario, no dejando títere con cabeza ni poeta sin premio de consolación. No entendía el éxito del libro Ciudad de sombra, -tal vez porque no lo había leído-, ni el afán de X T por seguir escribiendo novelas mediocres que no merecen ni una primera oportunidad. De las publicaciones ultramarinas solo le habían gustado la primera volandera dedicada a los vendedores del Rastro y unos microsuicidios de los que no se acordaba ni del título ni del autor. Un grupo de turistas interesados por las guías de la ciudad interrumpieron su discurso sobre el auge de Eolas en la era digital.
Después de acompañar al polaco en su ritual de la ceniza empezamos con la alegría del carnaval a elegir los libros que nos llevaríamos. Así cumplimos con la única condición que nos había puesto el librero para permitir la tertulia ultramarina en el local: cada uno tiene que salir por la puerta con un libro, pagado.
Sobre el mostrador fueron aparecieron los Cuadernos de J. Lozano (con una hermosa cubierta), nadie vendrá a salvarnos, Un día de regalo (un borrador de poema) de JB, Via labirinto de Bonet, Leer para contarlo de Melero, Ciudad de sombra (con marcapáginas y pegatina) de Avelino Fierro, Broza de Manilla, Palmeras en la nieve (para regalar). El polaco tuvo que pagar con tarjeta porque se había gastado todo lo suelto en una cartel de La Barraca de Sáenz de la Calzada que encontró en Cadórniga y en unos puerros de Sahagún del mercado de la plaza.
El librero metió toda la mercancía en las nuevas bolsas galateas donde ya aparecía la palabra inglés con su tilde. «Se me había quejado muchos clientes por ese atropello al idioma, hasta una traductora y profesora de filología moderna de la Universidad me presentó una reclamación formal».
Nos despedimos del librero que discretamente nos dijo que llevásemos tanta paz como dejábamos. Afuera el frío nos esperaba con su abrazo de cristal. La calle estaba vacía, solamente acompañada por el eco metálico de las campanas de la catedral. En el trípode de madera se recomendaba el libro Últimos pasajes a la diferencia de Bruno Marcos.
Warning
Si sigue dando cancha a esos que dicen ultramarinos,
la mejor librería del mundo se va a convertir en un mentidero.
[Bífidus Viperino]
Una tarde con Antonio Pereira
Pereira cuentista ha salido varias veces por aquí (lo desconozo todo respecto a Pereira poeta, y en cuanto a su faceta actoral, en la película El Filandón era el menos impostado). Larsen me contó una anécdota muy buena referente a sus dedicatorias, tal vez un día se anime a publicarla.
Casualmente, este sábado fui a Cantareros y el bueno del anticuario me cedió la edición de Todos los Cuentos preparada por la viuda en Siruela. Se la vimos el día de la última presentación ultramarina y nunca creímos que la soltaría, pero resulta que me la dejó a un precio de bagatela. Con deciros que no regateé...
Por cierto, en Pastor tienen saldados varios volúmenes de El ingeniero Balboa y otras historias civiles y no recuerdo si también de Los brazos de la i griega.
A lo que iba, ojalá pudiera pasar hoy una tarde con Antonio Pereira.
[G.]
23 de febrero de 2016
El hombre nuevo
Puedes dedicarle una entrada del ultramarinos a libros que, siendo la misma edición, tuvieron dos cubiertas. Pero no te doy pistas que todo lo que sacáis en ultramarinos multiplica por diez o quince su valor.
Bueno va, un ejemplo de uno que ni vosotros podríais revalorizar: primero se publica así http://www.todocoleccion.net/libros-antiguos/el-hombre-nuevo-novela-renacimiento-ricardo-leon~x25423586
y luego se publica asá
http://www.todocoleccion.net/libros-antiguos/ricardo-leon-hombre-nuevo-madrid-c-1925-obras-completas-xiv~x33252332
[J B, perdido en el laberinto de todocolección]
Rastro León Arena
- ¿Sabéis que hay un Rastro paralelo en la plaza de toros?
- Entonces no será paralelo, será más bien un Rastro tangente...
[Puntilla del geómetra Gromov al "enterao", que no se enteró.]
22 de febrero de 2016
Autodefinido
Aquel letrado penalista era brillante y sagaz, laborioso cual araña y sobre todo íntegro. Había peleado igual que un jabato para salvar a su defendida -una joven `segurata´ sin muchas luces acusada de un confuso homicidio- ciegamente convencido de su inocencia.
Escuchó la sentencia condenatoria y cayó fulminado en la sala, grogui como un boxeador.
Apenas repuesto, cruzó casi sonámbulo hasta el Boccalino y se sumió en el ritual diario: café cortado, periódico por el final, página de pasatiempos… Absorto aún, sacó su pluma y se afanó en rellenar casillas mecánicamente:
Despega y se alza recto, seis letras, empieza con c: cohete
Te sigue por mandato, cinco cuadros, con e: espía
Dañinas para sus dientes, los niños las adoran, nueve espacios, g: gominolas
(…)
La pintan ciega y mujer, con balanza, ocho letras, con j: ¿?
¿Ciega, balanza, con j…?
¡Mierda! Me rindo. Ya veré mañana las soluciones.
JVTN
Poeta simbolista
MUSAC |
[VK]
Amnesia in litteris
Entonces se apodera de mí una aflicción indescriptible. Ha vuelto a
atacarme la vieja enfermedad: amnesia in litteris, el olvido literario, y
me invade una ola de resignación, por la futilidad de la ambición de
conocimiento, y de toda ambición en general. ¿Para qué leer, para qué
releer este libro, si sé que dentro de poco no me quedará de él ni la
sombra de un recuerdo? ¿Para qué hacer algo, si todo se diluye en la
nada? ¿Para qué vivir, si hay que morir? Y cierro el hermoso librito,
me levanto y vuelvo a la biblioteca, vencido, hundido, y lo introduzco
en la masa anónima de los otros libros olvidados.
Miles de horas de mi niñez, de mi juventud y de mi vida adulta dedicadas a leer, y no conservo nada más que un gran olvido. (P.S.)
[Dedicado a Larsen, lector hasta el final, que ya solo se de dedica a eso; de El Amanuense y Gromov]
21 de febrero de 2016
HK
[Agradecemos a nuestro amigo Avelino F. los 5 haikus que nos mandó desde una habitación de Berlín. malabia]
20 de febrero de 2016
De Conversaciones Mantenidas, Oídas O Robadas En Librerías De Viejo, Donde Lo De Menos Son Las Librerías.
Polisemia
Hace unos días nos enteramos de la muerte de Alan Rickman, el inquietante profesor Snape de las películas de Harry Potter. Tenía ya casi olvidadas estas películas, a pesar de disfrutar de ellas tanto como mis hijos cuando los llevaba al cine a verlas. Harry Potter, por esos pasadizos porosos que tiene la memoria, hizo rescatar de las brumas del olvido un pasaje que sin duda descansaba junto a Snape, Hagrid, Hermione, los dementores y demás compañía. Fue hace unos años ya, en una librería de viejo. Me encontraba reptando por un pasillo lateral de la librería, entre las baldas inferiores de las estanterías, allí donde por lo poco accesible, a veces se encuentra algún ‘chollo’ polvoriento y olvidado, cuando oí, sin hacer caso, que entraba algún cliente. Seguía yo a lo mío en aquel pasillo pero cerca de mí un grito ahogado me sobresaltó. Al incorporarme me encontré de frente con una estupenda señora con cara asustada. Nos pedimos disculpas mutuamente y dejé de quitar el polvo al rodapié de la estantería para adoptar una postura más digna y que no espantara a la clientela. Venía la señora acompañada de una joven, a la vista estaba que era su hija, también de muy bien ver y un chiquillo de unos diez años, cosas de la Naturaleza, una miniatura de su madre, y al parecer de nombre Miguelín. Preguntaron al librero por una menudencia de esas que leen ahora los críos en el colegio y mientras éste buscaba el libro hablaban las mujeres. No es que me interesara lo que decían, pero como ya dije antes, ambas estaban de buen ver, y mientras las miraba disimuladamente, no pude sustraerme a lo que decían que fue más o menos esto:
- Madre: fíjate la pobre Monse está fatal, desde que la operaron no levanta cabeza. Vaya depresión que tiene.
- Hija: Sí, no te lo dije. La vi en la pelu ayer. La pobre estaba probándose una peluca. La verdad es que sin pelo parece más enferma todavía.
- Madre: pues el marido le ha regalado una perrita, será para que se distraiga, y mira que es rara, de la mitad para delante parece como un león de tanto pelo que tiene y de la mitad para atrás parece un oveja, con poco pelo y rizado. Me dijo Monse que todavía no saben qué nombre ponerle...
- Miguelín: pues podían ponerle Quimera
- Madre: ¡qué cosas dices Miguelín! Vaya nombre
- Miguelín: pues qué. Está bien, le pega.
- Hija: ¿por qué lo dices, por lo de la quimio, no?
- Miguelín: ¡no, no, qué va! Como la mitad parece un león y la otra mitad una oveja ...
- Madre: ¿y qué tiene que ver eso con ese nombre de Quimera?
- Hija: sí, no lo entiendo
- Miguelín: pues hombre, mitad león mitad oveja, esa perrita sería una quimera, como el grifo que sale en Harry Potter
- Hija: ahora si que no entiendo nada
- Madre: pero Miguelín, a ver, ¿qué tiene que ver un grifo con un perro?... hijo, lees esos libros tan raros que a veces pienso que ...
[El Amanuense]
[El Amanuense]