Bécquer y los libros de cuentas
Dios de los libros te libre,
dexa estudios, busca hacienda;
no tengas cuentas de libros,
sino ten libros de cuentas.
(Francisco de la Torre)
En un antiguo libro de cuentas de su padre escribió Bécquer sus primeros poemas, algunos de marcado carácter erótico, y realizó también algunos bocetos.
Libro de Cuentas del padre de Bécquer |
Cuentas también, castillos en el aire, son las que recoge en forma de autógrafo Nombela en sus Memorias: Bécquer, que en busca del bello ideal acababa de llegar a Madrid con una mano delante y otra detrás, con despreocupación asignaba 60000 reales para obras de caridad a los pobres.
Seguramente, también cuentas debería haber estado haciendo cuando su jefe le pilló soñando con Ofelia en horas de oficina y le puso de patitas en la calle.
“Símbolo del dolor y la ternura,
del bardo inglés en el horrible drama,
la dulce Ofelia, la razón perdida,
cogiendo flores y cantando pasa.”
del bardo inglés en el horrible drama,
la dulce Ofelia, la razón perdida,
cogiendo flores y cantando pasa.”
En un cuaderno comercial rayado que le dieron en la tertulia nocturna del café Suizo reescribió Bécquer sus poesías, recordadas de memoria del manuscrito perdido tras el asalto a la casa de su mentor González Bravo.
Este “Libro de los Gorriones”, así bautizado por el poeta, se lo vendió una viejecita a los hermanos Álvarez Quintero por veinte duros, el valor facial del billete de Gustavo Adolfo de nuestra niñez. Hoy se conserva en la Biblioteca Nacional.
Al dorso de un billete, socarronamente, querría el poeta que hubieran estado escritas sus poesías, como ya vimos en una anterior entrega ultramarina. Y cuentas, y no pocas, tuvieron que hacer póstumamente los amigos de Bécquer para lograr las suficientes suscripciones que permitieran publicar las Rimas y Leyendas que le ganaron la inmortalidad.
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