¿Qué buscas en los libros? (Fernando Fortún, Reliquias)
¿Qué buscas en los libros,
frente ardiente,
corazón en brasas,
manos temblando de impaciencia y ansias;
qué buscas en los libros,
con los ojos prendidos,
como activas abejas, en las flores
ilusorias del trazo de la imprenta?
Tan poco vale
el tiempo fugitivo,
con las alas abiertas,
alas infatigables,
que lleva en los talones
como Mercurio?
¿Tan poco vale
para que así lo acuestes
sobre la piedra fría, como un muerto,
la piedra fría del papel impreso?
¿Por qué no ha de correr,
libre y elástico,
con la fuerza del ciervo,
que se pierde saltando
en el silencio sordo de los bosques,
los hondos bosques de negrura y pasmo?
¿No ves que en torno tuyo está tejiendo
la guirnalda de rosas encendidas
el coro melodioso de las Horas,
las Horas coronadas de capullos?
Buscas la ciencia
que mane como arena
fina, igual y cernida,
de la universidad correcta y grave,
arenas que reposen
tu cuerpo fatigado?
¿O buscas la colina
de clásico dibujo,
que jamás hollarán tus plantas lentas,
mortal cuya inquietud vaga en lo vago?
¿Te da miel la sorbona de la página?
¿La sed te apaga, te da pan acaso?
Y yo sé lo que buscas,
como niño perdido,
en el fragor de una ciudad inmensa:
sigues las calles interminables,
las plazas anchas,
donde los hombres gritan;
los parques verdes
donde un viejo acaso, pone enternecido
su mano sobre la melena fina
de un niño rubio;
quizá olvidas tu pena
ante un escaparate
que llenan de promesas los juguetes.
Pero sigues de nuevo,
como niño perdido
en la ciudad inacabable de la página:
buscas tan sólo
un hombre en que halles ahora repetidas
tus facciones;
un hombre que llorara como lloras,
riera como ríes;
un hombre a quien poder llamar tu padre.
Buscas su mano amiga,
que te enseñe el camino;
la lima pulidora
que te cincele el oro de bondad y belleza
que hay mezclado y perdido bajo tu carne impura.
Buscas como la hiedra,
como la obscura hiedra,
un árbol que te aguante y te sustente,
un tronco donde puedas,
tendiéndote, enroscándote,
trepar, bebiendo a sorbos otra savia
más rica que tu savia,
lanzarte por el tronco y por las ramas
hasta verte nacer en verdes brotes...
...Y, mientras, va la vida en las tinieblas,
segador colosal, segando carne,
cortando corazones,
como quien corta anémonas.
[Reliquias]
Rastro de León, verano de 2013 |
[Colaboración de Gromov, dedicado a Tinofc por darle a conocer a Bonet]
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.