TIPOLOGÍA PSICOBIOLÓGICA
Trapisondista. Rostro cetrino, mirada ladina, dolicocéfalo, pelo ralo, enjuto, a menudo zurdo. Lo suyo es el embrollo. Mucho cuidado con él, pues pude llegar a enemistar a dos colegas con sus mentiras o medioverdades que son peor. Cuando aparece con material nuevo antes ya se lo ha ofrecido a otros.
- tenía un género buenísimo, lo iba a traer pero se lo enseñé primero a Jose Antonio. Me compró casi todo.
- Hombre tenía que haberlo traído aquí antes
- Pa qué, ya me dijo Jose Antonio que vosotros no teníais dinero pa pagarlo...
Siempre alardea de que aquel libro que no compraste por caro, lo vendió después por mayor precio a Fulano.
Terruñista. Tipo un tanto tarugo como tengas que negociar con él un libro que trate sobre la ciudad o provincia donde resida el Rastro. Normalmente macrocefálico, tozudo y obstinado. Los libros de la región por lo general son tres o cuatro veces más caros que los demás, no obedeciendo tamaño engorde al estado del libro, ni al autor, ni a la rareza, ni a cualquiera otra característica conocida que hace incrementar el valor de un libro. No, simplemente porque habla de tal o cual sitio o paisano del terruño. Si además hay fotos en sepia toda negociación está perdida. Los daños colaterales que provoca este tipo se manifiestan enseguida: los colegas, aunque no con la misma desmesura, tratan de imitarlo.
Como la producción libresca de la patria chica no da para mucho es raro encontrarse el tipo terruñista puro; por lo general empiezan así pero pronto derivan en anexionistas. Fui incapaz de meter en razón a aquel tipo empeñado en colocarme un Quijote, de 1810, Tournachon Molin, Leon. Como en la portada ponía ‘Leon’ estaba claro que había sido impreso en León. De nada sirvió la argumentación de que era una traducción de Lyon, ni siquiera que nunca hubo una imprenta leonesa con nombre tan gabacho, ni que se leyera esta dedicatoria manuscrita en la hoja de respeto: ‘En l´honneur de mademoiselle Colette de Saint-Pourçain. Philippe Nicaud’ nada, no hubo manera. Además como lo había paseado por todo el Rastro ya le habían dicho de buena tinta que era el primer Quijote impreso en tierras cazurras por lo que se lo iba a ofrecer a la Presidenta de la Diputación que esa sí que tenía pasta, que cobraba ocho sueldos…
Volumétrico. La cuantía la fija el tamaño. Legiones de bibliófilos han intentado, en vano, hacerles ver lo errado de su máxima “los grandes a 2 y los pequeños a 1”. No trates pues de convencerles, estás luchando probablemente con una hipertrofia de la corteza sensorial somática.
En el Rastro de Madrid he visto en una ocasión intentar vender unas Páginas Amarillas del año en curso por 500 pesetas. Sin embargo estos vendedores son las delicias de los amantes de “Crisoles” y “Crisolines”.
[El Amanuense]
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