El famoso Hipogrifo al rescate de Angélica, por Doré |
El Hipogrifo
“Hipogrifo violento,
que corriste parejas con el viento,
¿dónde, rayo sin llama, pájaro sin matiz, pez sin escama,
y bruto sin instinto
natural, al confuso laberinto
destas desnudas peñas
te desbocas, arrastras y despeñas?”
que corriste parejas con el viento,
¿dónde, rayo sin llama, pájaro sin matiz, pez sin escama,
y bruto sin instinto
natural, al confuso laberinto
destas desnudas peñas
te desbocas, arrastras y despeñas?”
(Calderón: La vida es sueño, Jornada I.)
El Hipogrifo es una constante en la literatura española del siglo de Oro, no en vano una revista digital con esta temática ha sido bautizada de este modo:
Tal era la proliferación del híbrido de yegua y grifo, que Lope de Vega, en su Arte Nuevo, proscribía su utilización en unos versos que conforman de por sí un minibestiario:
No traya la escritura, ni el lenguaje
ofenda con vocablos exquisitos,
porque, si ha de imitar a los que hablan,
no ha de ser por pancayas, por metauros,
hipogrifos, semones y centauros.
Pero el Manco Sano no hacía mucho caso al Fénix de de los Ingenios (del que no cita su Dragontea en el Quijote, lo que nos priva de otro ser imaginario recurrente en futuras entradas bestiariocervantinas) y hace aparecer al Hipogrifo al elogiar en la primera parte el Ingenioso Caballero las virtudes de su montura:
Vete por do quisieres [, Rocinante]; que en la frente llevas escrito que no te igualó en ligereza el Hipogrifo de Astolfo.
Y de nuevo aparece cuando Don Quijote es confinado en un carro de bueyes:
Cuando don Quijote se vio de aquella manera enjaulado y encima del carro, dijo:
-Muchas y muy graves historias he yo leído de caballeros andantes; pero jamás he leído, ni visto, nioído, que a los caballeros encantados los lleven desta manera, y con el espacio que prometen estosperezosos y tardíos animales; porque siempre los suelen llevar por los aires, con extraña ligereza, encerrados en alguna parda y escura nube, o en algún carro de fuego, o ya sobre algún hipogrifo o otra bestia semejante; pero que me lleven a mi agora sobre un carro de bueyes, ¡vive Dios que me pone en confusión!
Una vez más recurrimos a la sabiduría de Clemencín:
Astolfo y el Hipogrifo, por Doré
Borges nos traduce el italiano que Clemencín nos supone entendido en El Libro de los Seres Imaginarios:
La descripción puntual [del Hipogrifo], escrita para un diccionario de zoología fantástica, consta en el Orlando Furioso:
"No es fingido el corcel, sino natural, porque un grifo lo engendró en una yegua. Del padre tiene la pluma y las alas, las patas delanteras, el rostro y el pico; las otras partes, de la madre y se llama Hipogrifo. Vienen (aunque, a decir verdad, son muy raros) de los montes Rifeos, más allá de los mares glaciales".
El mitológico animal es claramente uno de los modelos de Clavileño en la segunda parte del Quijote. Aún más, Ledesma en su apócrifa Nueva Salida, hizo al de la Triste Figura cabalgar un Hipogrifo ¡para enfrentarse a una máquina de tren, al más puro estilo Orson Welles!
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[Gromov, admirador del Buckbeak de Harry Potter.]
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