El estandarizado Moleskine |
El cuaderno de notas japonés |
[Las ariscas criaturas de ultramar ejercitan hoy sus filosas
lenguas]
Larsen: ¡Hombre, Gromov! ¿Nos has traído los prometidos molesquines laponeses? Si
no es así, vuélvete por donde viniste.
Gromov: ¡Vaya recibimiento, yo también me
alegro de veros! Lo que me pides tendrá que ser para otro fin de semana: los
tenía preparados, pero a última hora cambié de mochila y allá se quedaron. Y no son de diseño laponés, sino japonés, que no te enteras.
Tinofc: ¡Vaya milonga! Quien se excusa, se
acusa.
Gromov: No pido excusas, porque no os
merecéis nada, y menos aún unos cuadernos de notas tan chulos.
Amanuense: ¿De veras que son japoneses?
Gromov: A ver, lo que tienen de japonés es la
encuadernación, hecha con un cosido especial. Y, bueno, tampoco son moleskines,
eso se lo llaman éstos [señala al dúo inquisidor] a cualquier cutrez donde
apuntar. Para que lo fueran, deberían estar hechos de piel (skin) de topo (mole) o similar, y no es el caso.
Larsen [dirigiéndose al Amanuense]: El ruso se equivoca, como siempre.
Nosotros distinguimos entre un moleskine y un poleskine. Creíamos que lo que
nos ofrecía era genuino, pero ahora ya sabemos que es lo segundo: un
p(seudo-m)oleskine.
Amanuense: Es cierto, han proliferado las imitaciones. Últimamente todas las marcas tratan de copiar sus características
diferenciadoras: la gomita, la cinta marcapáginas, la tapa dura…
Tinofc: Sí, eso es lo que más le gustaba de
los moleskines a Bruce Chatwin, que fue quien los puso de moda. Y creo que el
dietarista trapielluno también los utiliza para documentar sus “salones”. Apuesto
a que su secreto deseo sería que le publicasen todas las resmas de carnets que
lleva escritos en edición facsímil, como han hecho en Francia con los de
Proust.
Gromov: Pues Larsen también conserva cuidadosamente fechadas todas sus
astrolibretas, para que los filólogos del siglo XXII rastreen las fuentes originarias
del movimiento ultramarino.
Larsen [a Gromov, con desapego]: Mira, va a ser lo único que puedan
consultar, porque todos tus mareantes correos ya han ido a parar a la papelera
de reciclaje (la mayor parte, aquí sea dicho, sin haberlos leído). Y un aviso:
a partir de ahora te voy a marcar como spam,
que es lo que te has ganado.
Tinofc [a mayores]: Y vamos a proponer al webmaster
Karbajc que filtre tus entradas en el ultrablog:
que te ponga un numerus clausus,
porque si no, tus colaboraciones medrarán como mala hierba.
Gromov: ¡Cuánta acritud! Pero no me siento
objeto de vuestra sátira, que es un recurso de impotentes. Os tengo cogidos y pienso
sacaros los colores a todos en un próximo bestiario. Larsen, tú obviamente serás
un lobo; eso es, pero no uno mordaz y desencantado como el estepario (ya te
gustaría), sino el lobo tontorrón de los cuentos infantiles, un lobo-tomizado de encefalograma casi plano.
Larsen:
¡Auuuu!
Gromov: Y tú, polaco, serás un artero raposo:
el zorro plateado al que, sin embargo, se la pegan con uvas y se la dan con
queso. Os cuadran plenamente esas caracterizaciones.
Amanuense: Menos mal, por esta vez yo me he
librado de la saña gromoviana…
Gromov: No tan deprisa: tú, que las matas a
la chita callando, serás una zumbona avispa. El Licenciado Vidriera, que tenía
una locura lúcida parecida a la mía, huía de su presencia porque comparaba su
aguijón con la lengua de los murmuradores.
Larsen: Muy bien Gromov, ya vemos que hay
badana para todos. ¿Pero tú? ¿No ejercitas la autocrítica?
Gromov: Si te refieres a qué tipo de animal
me representaría, creo que, por su afinidad con mi enajenación mental (transitoria), debería ser un
mono loco.
Amanuense: También te pega la liebre de marzo,
que se chifla completamente con el celo en primavera. Aparece en la famosa merienda de locos de
Lewis Carroll.
Tinofc [a Gromov]: Eso es. Además, si has leído
el Quijote, como tanto alardeas, ya
sabrás que la liebre es un bicho de mal agüero. O sea, talmente como tú.
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[Spasavicus audiebat et
verbatim scribebat]
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