Poca altura he de alcanzar, querido avellaneda, si he de encaramarme a la bajura de tu calentura literaria para alzarme. Y si es mermada o menguada la Dakovika, si es grande o pequeña, breve o lerda, es cosa que a ti no debería interesarte para adornar tu villanía pues más desdórate que otra cosa el haberte rebajado a continuar novela, según tú, tan necia y que a todos, agotada la edición, ha encantado.
Si a este que le dicen sus allegados y cercanos "el amanuense" le diese en tener una tercera mano le serviría para quitarse de una mi obra cumbre y de la otra la infame pluma.
Y por otro lado está ese sosias de Larsen transmutado en editor Malabia cuyas estampillas saca a expensas de lo ingresos originados de mi arte cuyos huesos he de moler al verle en el instante.
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