Talleyrand, que renqueaba algo a
causa de un pie contrahecho, y madame de Staël, que era un poco bizca, no se
soportaban. Una vez coincidieron en una recepción y la autora de Diez Años de Exilio le preguntó al
estadista:
-¿Qué tal andamos?
A lo que aquél contestó:
-Algo torcido, como usted ve.
[Piero della Biondetta]
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