LA ECONOMÍA DE MERCADILLO
- El Rastro no estará dirigido ni sujeto a intervención.
- Su actividad será marginal, con libertad absoluta de precios y de mercancías.
- No deberá quedar duda alguna sobre los orígenes de los productos: salvo los falsificados, todos serán genuinos.
- La “mano invisible” de Adam Smith, la universal ley de oferta y demanda, se articulará mediante el regateo.
- El comprador no hará nunca el primer envite so pena de ganarse las iras del vendedor.
- Como tercero en un tira y afloja entre otros dos, no opinará sobre la bondad del género o acabará mal al menos con uno de ellos.
- Por supuesto, ni se le ocurra interferir subiendo la postura de una compra en curso. Esto le acarreará que el regateo devenga en subasta y el odio eterno del otro comprador.
- Los vendedores empezarán poniendo precios caros, a veces prohibitivos, y los rebajarán a lo largo de la mañana y posteriormente en semanas sucesivas con progresión geométrica decreciente.
- Aunque también será común un carácter cuasi aleatorio en las fluctuaciones del mercado, lo cual propiciará el coste de oportunidad.
- El modelo económico ideal del Rastro, al que se tenderá ineludiblemente, será la autarquía: el trueque con una moneda propia, sólo valedera en este ámbito, denominada “trapicha”. Entretanto, el dinero electrónico estará proscrito.
- Todo, absolutamente todo, se podrá encontrar en el Rastro; pero lo que quieras comprar, precisamente eso, no lo verás.
- Por mirar no se cobrará, pero tocar desgasta.
- El concepto de “chollo” no tendrá límites definidos y dependerá de las peculiares perspectivas del comprador y/o vendedor.
- Cualquier objeto, por raro que parezca, tendrá su destinatario a precio razonable: lo difícil será hacerlos coincidir juntos en el espacio y en el tiempo.
[Bubble Boy]
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