Estaban cuatro ultramarinos golisneando en un puesto de libros en Cadórniga y a la vez hablaban de las nuevas estanterías que había comprado uno de ellos, mientras el mercachifle trajinaba colocando la mercancía en las mesas apartando con los codos a los dichos ultramarinos. Ya estoy llenando las nuevas estanterías decía, a lo que le contestaba otro: 'jo, como gozaría yo, con lo que a mi me gusta colocar libros'. El mercader no se aguantó y le espetó: 'pues no estorbes y échame una mano cristiano que aquí tienes labor'.
Visto y oído por el Amanuense en Cadórniga
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