Varios motivos animales concurren
en el mismo libro del que trata esta entrada de aniversario. En primer lugar, el
Ave Fénix, que ya apareció en nuestro Bestiario del Quijote y que fue el logo
de la editorial que lo publicó, Lauro.
En segundo lugar, la colección en
la que apareció, El Arca de Papel, que estampaba bonitos diseños animales en la
encuadernación de sus títulos.
Y por último, el tema de la propia obra que nos ocupa, Señor y Perro de Thomas Mann. Ya conocíamos de este autor La Montaña Mágica y coincidimos con el diagnóstico que hizo Fermando Savater tras su lectura:
"la gran obra de Mann se me ha antojado semejante a una colosal paella: siempre sabrosa, acumulativa y reiterativamente suculenta hasta lo adormecedor, con algunos tropiezos deliciosos para sobresaltarnos el gusto de trecho en trecho. Aunque ya estés harto, sigues comiendo compulsivamente con placer; de vez en cuando, esperando tregua, echas una mirada a la paellera y ahí sigue quedando arroz para volver a servirte, ay. Entonces uno piensa con temor que tanto y tan gran deleite nos va a llevar muchas horas de trabajosa digestión..."
Pues bien, esta encantadora nouvelle (que lleva por subtítulo Un Idilio) es todo lo contrario. Sería comparable a una crema Vichyssoise o a unas verduritas a la plancha: todo en ella es ligero. Podría titularse Las Ensoñaciones del Paseante con Perro, y gracias a su lectura pausada en la exquisita traducción de Francisco Payarols penetramos en la idiosincrasia del mestizo Bauschan: “su vida es esperar”.
[Gromov]
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.