De frecuentar los libros,
de sobornar los días
con la triste moneda de unos versos,
queda un afán estéril.
De esa antigua pasión
por apresar el tiempo,
¿queda algo en estos versos
inútiles, gastados
como vieja moneda ya en desuso
con la que en vano
tratamos de comprar a la memoria
el fuego de otros días?
Solo quedan cenizas
donde latió la vida.
[Letrado Quintano]
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