A los amigos, los
días de rastros y encantes, o se los cita para después
de la
faena, o se les ignora si los vemos de lejos, salvo que hayan
venido con nosotros antes de rayar el
alba.
En esto de los libros uno es más
que nunca corazón solitario, y tiene
que estar en guardia, y por entero, a las emboscadas y regates.
J. C. Cataño
[Colaboración de T. Ocramalliv]
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.