21 de noviembre de 2013

El perro (Librería El Desván de Diógenes)

Diógenes, líder de la "secta del perro" (óleo de Gérôme)

El PERRO (LIBRERÍA EL DESVÁN DE DIÓGENES)


De Diógenes de Sínope cuenta su homónimo Diógenes Laercio muchas anécdotas con rica iconografía que no repetiré aquí: la linterna, la escudilla, el sol tapado por Alejandro,... Una de las que mejor le retratan es esta:

Cierto día que se estaba masturbando en el Ágora, quienes le reprendieron por ello obtuvieron por única respuesta del filósofo una queja tan amarga como escueta: "¡Ojalá, frotándome el vientre, el hambre se extinguiera de una manera tan dócil!"

En otra ocasión, con motivo de un banquete, a manera de burla comenzaron a tirarle huesecillos “y él se fue hacia ellos y los meó encima, como un perro”. Por este tipo de actitudes le apodaron “el Perro” (“Perro Celestial”, según Cioran en su Breviario de Podredumbre) y de este modo perruno de vida (en griego “kyon”) deriva el apelativo de escuela presocrática de los cínicos.


Diógenes, epónimo de síndromes y librerías



La librería El Desván de Diógenes (que además se plantea como taller y espacio cultural) lleva algo menos de un año de andadura en el Pasaje Gutiérrez de Valladolid y es un entorno agradable y coqueto (tal vez demasiado atildado para lo desaliñado que sugiere su nombre).

Interior abuhardillado de El Desván de Diógenes

Su punto fuerte, a mi parecer, son restos de edición muy interesantes, no fácilmente accesibles y a precios bastante razonables, de editoriales mexicanas como Trillas, Serres, Siglo XXI,…

Por asociación de ideas, acabo de recordar que el mexicano Chavo del 8 también vivía en un tonel, como Diógenes.

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[Gromov, diogenético y no menos cínico] 
 
 

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