Decía Tolstói: “Para ser universal, pinta tu pueblo”.
Manos a la obra.
Manos a la obra.
"Los manuscritos no arden" (Bulgakov, en El maestro y Margarita) |
MANUSCRITO (y II)
[Aparecen como por ensalmo Simenon y Tinofc, que
han intimado desde su periplo polagordonés]
Simenon [curioso, como quien no quiere la cosa]: A los buenos días. ¿De qué hablabais tan compinchados?
Gromov: De manuscritos en general. Y de cualquier
cosa escrita a mano en particular: testamentos, ejecutorias, cartas,
dedicatorias…
Amanuense [puntilloso]: Para ser rigurosos,
también se llama manuscrito al original de un autor preparado para editar,
aunque ese original, a su vez, se haya tecleado con las antiguas máquinas de
escribir o impreso con una moderna láser. O sea, que paradójicamente un
manuscrito no tiene por qué estar escrito a mano.
Tinofc: ¡Hombre, curioso que tú lo digas! El otro día
leí no sé dónde que el título de “Bartleby, el escribiente” es una mala traducción:
mejor debería ser “Bartleby, el amanuense”. Y que el famoso
“preferiría no hacerlo” es más fiel trasladarlo al castellano por “no está en
mi mano hacer eso”.
Simenon: A otro perro con ese hueso. A mí, que
no me cambien la traducción de Bartleby de
Borges.
Gromov: Ya empezamos a desbarrar. A ver, reasumiendo,
como diría Trabuco, ¿vosotros tenéis o habéis visto algún manuscrito
interesante?
Amanuense: Yo vi en la Biblioteca Nacional el segundo manuscrito de las Rimas de Bécquer, que está medio
destruido por el acetato que lo protegía (es un decir). El manuscrito original
se perdió en una revuelta del populacho en el siglo XIX y se cree destruido,
aunque alguno ha dicho recientemente que lo ha tenido en sus manos.
Gromov: A mí jamás me ha interesado ni he comprado
este tipo de material. Pero una vez, en un lote de libros de la BAC, me
encontré dentro de una Biblia una
carta de un párroco a otro, compañero suyo de seminario. Le pedía a éste
referencias de las mozas de su pueblo para que alguna le sirviese de ama. Requerían
unas características muy particulares… y no digo más.
Simenon: Pues yo, no sé si lo sabéis, antes de
opositar trabajé un año en el Archivo Histórico Provincial. Muy aburrido todo
en general; pero una vez nos topamos con una crónica de desamor en la que un
desairado amante (por no correspondido) vituperaba
por escrito a la pérfida amada. Y lo curioso del caso es que el manuscrito
estaba hecho… lo diré… con excrementos (del susodicho, es de suponer).
Tinofc: Me toca a mí. Pues yo no voy hablar del manuscrito Voynich, porque es una
filfa. Ni del de la Recherché de
Proust que sale estos días en la prensa por su centenario, menudo tostón. Ni de
rollos de papel higiénico como los de Sade o Kerouac. Ni de manuscritos
encontrados en Zaragoza o en una bañera, o rescatados del fuego como los de
Gogol o Lowry…
Gromov: “Los manuscritos no arden”, decía
Bulgakov, que también estuvo a punto de perder el de El Maestro y Margarita.
Amanuense [replicando]: Pero sus autores sí: que se lo digan si no a Servet o a Giordano
Bruno.
Tinofc: Pues a mí, desde hace tiempo, un manuscrito me está
quemando en las manos y quiero “fundirlo” cuanto antes. ¿Cómo? ¿Qué por qué? Lo
tengo aquí mismo, os lo mostraré [extrayendo un ajado papel de su atestada cartera]:
BonoFurgoDesván |
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[Criptoescucha del ínclito Spasavic]
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