El halcón encapuchado de Juan de la Cuesta con la leyenda: Post tenebras spero lucem |
LA CETRERÍA EN EL QUIJOTE
Yo, señor Caballero de la
Triste Figura, soy un hidalgo natural de un lugar
donde iremos a comer hoy, si Dios fuere servido. Soy
más que medianamente rico y es mi nombre don
Diego de Miranda; paso la
vida con mi mujer y con mis hijos y con mis amigos;
mis ejercicios son el de la caza y pesca, pero no
mantengo ni halcón ni galgos, sino algún
perdigón manso o
algún hurón atrevido.
(Cervantes, Quijote, Segunda parte, capítulo XVI)
La hermosura, por sí sola, atrae las voluntades de cuantos la miran y
conocen, y como a señuelo gustoso se le abaten las águilas reales y los
pájaros altaneros; pero si a la tal hermosura se le junta la necesidad y
la estrecheza, también la embisten los cuervos, los milanos y las otras
aves de rapiña.
(Cervantes, Quijote, Segunda parte, capítulo XXII)
Don Quijote avista la partida de caza de los Duques, por Doré |
Sucedió, pues, que otro día, al poner del sol y al salir de una selva,
tendió don Quijote la vista por un verde prado, y en lo último dél vio
gente, y, llegándose cerca, conoció que eran cazadores de altanería.
Llegóse más, y entre ellos vio una gallarda señora sobre un palafrén o
hacanea blanquísima, adornada de guarniciones verdes y con un sillón de
plata. Venía la señora asimismo vestida de verde, tan bizarra y
ricamente que la misma bizarría venía transformada en ella. En la mano
izquierda traía un azor, señal que dio a entender a don Quijote ser
aquélla alguna gran señora, que debía serlo de todos aquellos cazadores,
como era la verdad; y así, dijo a Sancho:
-Corre, hijo Sancho, y di a aquella señora del palafrén y del azor que yo, el Caballero de los Leones, besa las manos a su gran fermosura, y que si su grandeza me da licencia, se las iré a besar, y a servirla en cuanto mis fuerzas pudieren y su alteza me mandare.
-Corre, hijo Sancho, y di a aquella señora del palafrén y del azor que yo, el Caballero de los Leones, besa las manos a su gran fermosura, y que si su grandeza me da licencia, se las iré a besar, y a servirla en cuanto mis fuerzas pudieren y su alteza me mandare.
(Cervantes, Quijote, Segunda parte, capítulo XXX)
Sancho Panza, gobernando como un gerifalte, por John Gilbert |
—Haya lo que hubiere
—replicó Sancho—, que al buen
pagador no le duelen prendas, y más vale al que
Dios ayuda que al que mucho madruga, y tripas llevan
pies, que no pies a tripas; quiero decir que si Dios
me ayuda, y yo hago lo que debo con buena
intención, sin duda que gobernaré mejor que
un gerifalte.
¡No, sino pónganme el dedo en la boca, y
verán si aprieto o no!
(Cervantes, Quijote, Segunda parte, capítulo XXXIII)
Así que, Sancho, no hay para qué descubrirnos [...] y quizá vamos tomando puntas y
subiendo en alto para dejarnos caer de una sobre el reino de Candaya,
como hace el sacre o neblí sobre la garza para cogerla, por más que se
remonte.
(Cervantes, Quijote, Segunda parte, capítulo XLVI)
*****************
Gromov: "a volar la rivera".
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.