Desde hace
años, en medio del departamento de Santa Cruz, Bolivia, existe un mini-estado independiente,
Larsenlandia, propiedad del terrateniente Larsen. Cuenta con varias provincias
distribuidas en las zonas de Chiquitanía y Cordillera, y su capital es la
hacienda Caraparicito. Suma 570 km2 no contiguos. Larsenlandia
supera a varios pequeños países europeos como Andorra (468 km2),
Malta (316 km2), San Marino (61 km2) y Liechtenstein (160
km2). Por no hablar de Mónaco, que no llega a 2 km2.
A tal punto
llega la independencia de este micro-estado que este año, cuando
el Ministro de Tierras se personó en la zona, para realizar el saneamiento (determinar
la verdadera propiedad de los terrenos, verificar su estado legal, etc.), Larsen,
utilizando su propio ejército particular, no solo corrió a tiros a la
delegación boliviana, sino que se dio el lujo de secuestrar por unas horas ¡al
Ministro!
En aquella
oportunidad el gobierno establecido, ante la imposibilidad de avanzar sobre el
territorio del estado ganadero de Larsenlandia, se limitó a replegarse y
realizar las denuncias correspondientes ante la justicia. Transcurridos varios
meses el gobierno boliviano avanzó con unos 30 policías y el Vice-ministro de
Tierras Almaraz, y reconquistó la capital de Larsenlandia, Caraparicito, desde
donde los recibieron a tiros. No obstante, el día de ayer, se
logró reconquistar, sin un solo muerto, la cabeza política de Larsenlandia; y
se está procediendo al saneamiento de Tierras.
Cabe recordar
que si se verifica la existencia de improductividad o de servidumbre en el
predio, los terrenos automáticamente vuelven al estado para su distribución
entre campesinos e indígenas, sin ningún tipo de indemnización para sus
supuestos propietarios. Esto, sin menoscabo de su procesamiento por robo,
secuestro y sedición. Oscuro futuro el de Larsen.
(Resumen de un comunicado de prensa de Flavio Dalostto)
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