¿Pero cómo algunos se atreven a tildar a malabia de pseudoeditor o de simulacro de editor? Cito de memoria, pues lo leí de corrido el lunes en la Biblioteca Pública, pero es al artículo del domingo, tan celebrado por aquí, al que me refiero.
¡No, hombre, no! Ni puta idea... La alegoría del factótum que pongo arriba, de Gerard Valck, es la que mejor representa a ese hombre que lee, escribe, edita, compone, ajusta, reproduce, comprueba, imprime, encuaderna, anuncia, distribuye y vende...
[Garduña]
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