Todos los años cuando se acaba el año el polaco me llama para quedar en El Central y dar un repaso a la vida literaria de la provincia. Cuando nos despedimos, deseándonos salud y Rastro, me entrega una bolsa con unos libros escogidos (la educación sentimental) y una botella del Prieto picudo. Gracias, compañero del papel viejo.
¡Viva el polaco, viva el Rastro!
¡Salud y malas compañías!
[el trapero]
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