Hace unos días leí un artículo de un crítico literario cuyo nombre no recuerdo y que escribía sobre lo que él denominaba “Estilo Quieroinopuedo”. Al parecer, incluye en esa categoría a los escritores que aspiran a tener un lenguaje determinado, temas únicos o un estilo propio e identificable pero cuyas limitaciones artísticas se lo impiden. Claro está que proponía ejemplos más o menos atinados aunque por respeto me abstengo de reproducir los nombres citados.
Esta cosa estuvo rondándome la cabeza y una tarde de molicie recordé el libro de José María Letamendi “Escritores españoles contemporáneos y otras veleidades” (¡vaya título!) que le publicó la editorial “Libros de la Rebaba” hace tiempo. Logré encontrarlo en una estantería y releí con ganas uno de sus trabajos, concretamente el que Letamendi dedicaba a AT.
Concentraba su análisis en “La vida fácil”, poemario del año 1985, y resumía que el autor buscaba la compañía de los fanales, de la tarima perfumada de cera, de los rayos de sol entre cortinones albergando la vida de motas suspendidas, del sonido de máquinas de coser, de los salones con camillas y libros, de días provincianos y de
Concluía Letamendi que con aquellas mimbres AT no conseguía elevar el vuelo y proponía que la memoria o la presencia de otros autores le lastraba cruelmente al quieroinopuedo. Romero Murube, Muñoz Rojas, Cortines…habían vivido en las estancias, en las casas que AT quería habitar y en las que solo conseguía estar de paso.
Como puede imaginar usted até los dos cabos y conseguí el nudo que le presento.
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