«Como las personas, las ciudades también tienen un corazón y este está en sus cascos viejos, llámense como se llamen y tengan el grado de conservación y vitalidad que tengan. En este libro, Emilio Gancedo escucha los latidos de uno de ellos y los interpreta literariamente sabiendo que todos los cascos antiguos del mundo laten al mismo ritmo: son esos corazones viejos que se desgastan como los nuestros pero que hasta el último momento conservan la memoria de cada uno de sus vecinos».—Julio Llamazares
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