El Rastro, verano del 2013 |
Eichmann en Jerusalén
Un estudio sobre la banalidad del mal es un libro de la filósofa Hannah Arendt, publicado en 1961. En el texto la autora afirma que aparte de un deseo de mejorar su carrera, Eichmann no mostró ningún rastro de antisemitismo o daño psicológico. Su subtítulo famoso introdujo el concepto banalidad del mal, que también sirve como últimas palabras del capítulo final. En parte, por lo menos, la frase se refiere al comportamiento de Eichmann en el juicio, no mostrando ni culpa ni odio, alegando que él no tenía ninguna responsabilidad porque estaba simplemente "haciendo su trabajo". Él cumplió con su deber...; no sólo obedeció las órdenes, que también obedeció a la ley.
[Para Obdulia, que nos habló de H. A.]
Larsen
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