21 de noviembre de 2013

Manuscrito (y II)



Decía Tolstói: “Para ser universal, pinta tu pueblo”. 

Manos a la obra.

"Los manuscritos no arden" (Bulgakov, en El maestro y Margarita)


MANUSCRITO (y II)

[Aparecen como por ensalmo Simenon y Tinofc, que han intimado desde su periplo polagordonés]

Simenon [curioso, como quien no quiere la cosa]: A los buenos días. ¿De qué hablabais tan compinchados?

Gromov: De manuscritos en general. Y de cualquier cosa escrita a mano en particular: testamentos, ejecutorias, cartas, dedicatorias…

Amanuense [puntilloso]: Para ser rigurosos, también se llama manuscrito al original de un autor preparado para editar, aunque ese original, a su vez, se haya tecleado con las antiguas máquinas de escribir o impreso con una moderna láser. O sea, que paradójicamente un manuscrito no tiene por qué estar escrito a mano.

Tinofc: ¡Hombre, curioso que tú lo digas! El otro día leí no sé dónde que el título de “Bartleby, el escribiente” es una mala traducción: mejor debería ser “Bartleby, el amanuense”. Y que el famoso “preferiría no hacerlo” es más fiel trasladarlo al castellano por “no está en mi mano hacer eso”.

Simenon: A otro perro con ese hueso. A mí, que no me cambien la traducción de Bartleby de Borges.

Gromov: Ya empezamos a desbarrar. A ver, reasumiendo, como diría Trabuco, ¿vosotros tenéis o habéis visto algún manuscrito interesante?

Amanuense: Yo vi en la Biblioteca Nacional el segundo manuscrito de las Rimas de Bécquer, que está medio destruido por el acetato que lo protegía (es un decir). El manuscrito original se perdió en una revuelta del populacho en el siglo XIX y se cree destruido, aunque alguno ha dicho recientemente que lo ha tenido en sus manos.

Gromov: A mí jamás me ha interesado ni he comprado este tipo de material. Pero una vez, en un lote de libros de la BAC, me encontré dentro de una Biblia una carta de un párroco a otro, compañero suyo de seminario. Le pedía a éste referencias de las mozas de su pueblo para que alguna le sirviese de ama. Requerían unas características muy particulares… y no digo más.

Simenon: Pues yo, no sé si lo sabéis, antes de opositar trabajé un año en el Archivo Histórico Provincial. Muy aburrido todo en general; pero una vez nos topamos con una crónica de desamor en la que un desairado  amante (por no correspondido) vituperaba por escrito a la pérfida amada. Y lo curioso del caso es que el manuscrito estaba hecho… lo diré… con excrementos (del susodicho, es de suponer).

Tinofc: Me toca a mí. Pues yo no voy hablar del manuscrito Voynich, porque es una filfa. Ni del de la Recherché de Proust que sale estos días en la prensa por su centenario, menudo tostón. Ni de rollos de papel higiénico como los de Sade o Kerouac. Ni de manuscritos encontrados en Zaragoza o en una bañera, o rescatados del fuego como los de Gogol o Lowry…

Gromov: “Los manuscritos no arden”, decía Bulgakov, que también estuvo a punto de perder el de El Maestro y Margarita.

Amanuense [replicando]: Pero sus autores sí: que se lo digan si no a Servet o a Giordano Bruno.

Tinofc: Pues a mí, desde hace tiempo, un manuscrito me está quemando en las manos y quiero “fundirlo” cuanto antes. ¿Cómo? ¿Qué por qué? Lo tengo aquí mismo, os lo mostraré [extrayendo un ajado papel de su atestada cartera]:

BonoFurgoDesván

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[Criptoescucha del ínclito Spasavic]
 

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