Mercadillo de Valladolid y otoño de 2014 |
La revista es un completo repaso a la vida y la obra del
poeta. Y junto a las colaboraciones más o menos académicas, abundan las
semblanzas personales. Es como si entre los colaboradores de esta
República especial hubiera un acuerdo tácito de hacer presente la
humanidad del poeta, con todas esas contradicciones armónicas que suelen
darse en las personalidades muy marcadas.
Así el también poeta y paisano Tomás Sánchez Santiago regala al lector 'cuatro postales' que son otros
tantos encuentros con el autor de 'Don de la ebriedad'. En una de ellas
le describe como «un ángel demasiado empaquetado en su propio cuerpo»,
como «un ángel agitado dentro de un traje azul marino» y en otra le
recuerda persiguiendo el canto de una calandria.
Unas páginas antes, Gamoneda rememora una noche en la
que, tras unas copas, acabaron cantando y cómo las letras de las
canciones traían el recuerdo de la madre del poeta, ya desaparecida.
Claudio Rodríguez era de lágrima fácil -en esto coinciden todos sus
amigos- y en esta ocasión así se demostró. «Claudio, poeta genial, pero,
de paso, niño zamorano permanente, es, en mí, inmortal», concluye
Gamoneda su retrato.
Ángel Prieto de Paula, Michael Mudrovic, Jesús Hilario
Tundidor, su traductora Laurence Breysse-Chanet, la poeta Ada Salas, y
el director de la revista, Andrés Sorel, que hace una semblanza
bio-bibliográfica del poeta, son algunos de los colaboradores.
(Reseña de Angélica Tanarro para El Norte de Castilla)
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