Aledaños del Rastro, anteayer |
Tenía a tiro al Zorro Plateado,
acaso fuera Nival, no lo distinguía bien. Pero me vio. Aunque yo me movía con
tiento, él se ocultaba arteramente, siempre había algo que lo eclipsaba (el tronco de un árbol, un montón de nieve...) y me
impedía enfocarlo. Ya sólo veía, evanescente, el vaho de su aliento, ¿o eran las volutas
de un cigarro? Le perdí por un instante y dejó de estar donde creía. Pero para mí que seguía por allí, mimetizado
con el paisaje.
[Gromov]
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