Bécquer, in the still of the night (by Juanmaespinola) |
Variaciones de un tema poético de Virgilio a Primo Levi
Era la hora en que el primer reposo desciende sobre las fatigas de los mortales...
(Virgilio, Eneida II, 268-269)
El
archienamorado Petrarca introdujo los principales elementos que, con distintas variantes y a lo largo del
tiempo, han definido el motivo poético de la amara nocte.
Soneto CCXVI (Petrarca)
Lloro de día; y por la noche, cuando
reposan los mortales afligidos,
lloro y veo mis males acrecidos:
así empleo mi tiempo sollozando.
Con triste humor mis ojos voy gastando,
con pena el alma; y soy de los nacidos
el último; y de Amor dardos buídos
sin cesar de la paz me están privando.
¡Triste de mí! De sol a sol me hallo,
y de una sombra a otra, consumiendo
lo más de este morir que llaman vida.
Más que mi mal, lamento ajeno fallo:
que la viva Piedad, que me está viendo
arder, no me socorre conmovida.
(versión de
¿Ángel Crespo?)
Cervantes,
medio poeta y buen conocedor del italiano, se queja también de la esquivez de la amada. Las analogías
(reposo/silencio; noche; males; sollozos/gemidos; de una sombra a otra/ vuelve
la noche) permiten hablar de imitatio.
Soneto (Cervantes, Quijote, I y La casa de los celos)
En el silencio de la noche, cuando
ocupa el dulce sueño a los mortales,
la pobre cuenta de mis ricos males
estoy al cielo y a mi Clori dando.
Y, al tiempo cuando el sol se va mostrando,
por las rosadas puertas orientales,
con gemidos y acentos desiguales
voy la antigua querella renovando.
Y cuando el sol de su estrellado asiento
derechos rayos a la tierra envía,
el llanto crece, y doblo los gemidos.
Vuelve la noche, y vuelvo al triste cuento,
y siempre hallo en mi mortal porfía
al cielo sordo, a Clori sin oídos.
Shakespeare
también retoma el maravilloso silencio cervantino (sesiones calladas) y el lamento
(lloro, plañir), pero introduce un elemento novedoso: el recuerdo del tiempo
perdido. El primer traductor de Proust al inglés, Scott-Moncrieff, tomó este locus (Remembrance of things past) como traducción de la Recherché de Proust.
Soneto XXX (Shakespeare)
Cuando en sesiones dulces y calladas
hago comparecer a los recuerdos,
suspiro por lo mucho que he deseado
y lloro el bello tiempo que he perdido,
la aridez de los ojos se me inunda
por los que envuelve la infinita noche
y renuevo el plañir de amores muertos
y gimo por imágenes borradas.
Así, afligido por remotas penas,
puedo, de mis dolores ya sufridos
la cuenta rehacer, uno por uno,
y volver a pagar lo ya pagado.
Pero si entonces pienso en ti, mis pérdidas
se compensan, y cede mi amargura.
se compensan, y cede mi amargura.
(Versión de Manuel Mújica Lainez)
Pushkin conocía a Petrarca (lo cita
en el Eugenio Oneguin) y a
Shakespeare (cuya lectura inspira su Boris Godunov). El siguiente poema se cita
como epígrafe en El Reto de Chejov,
cuando el protagonista de dicha nouvelle
se sume en lúgubres pensamientos la noche antes de un duelo a pistola. Como los
que tal vez tuvo, a su vez, el propio Pushkin, durante la vigilia de su enfrentamiento
fatal con D’Anthés.
Remembranza (Pushkin)
Muere un día de ruido y de trabajo
sobre la cuidad que duerme en calma;
extiende la noche su tenue manto,
y un sueño reparador mece el alma.
Mas, lentas para mí van pasando
desoladas horas de abatimiento;
surgen en mi mente, despertando
la amargura y el arrepentimiento.
Los enjambres de lúgubres ideas
atormentan, tenaces, mi memoria,
y el recuerdo me obliga a que relea
el largo pergamino de mi historia.
Aborrezco el relato de mi vida,
me estremezco, y maldigo la lectura,
mas no rompo las páginas leídas,
por más que me acongoje la amargura.
(Versión de Luis Abollado y de Gromov après Elisabeth de Mulder)
Son muy curiosas las analogías, casi
literales, de la rima de Becquer que se transcribe a continuación, con la
segunda parte del poema de Pushkin antes citado (enjambres, irreversibilidad
del pasado) y no cabe pensar en influencia directa.
Rima LXIII (Bécquer)
Como enjambre de abejas irritadas,
de un oscuro rincón de la memoria salen a perseguirnos los recuerdos de las pasadas horas. Yo los quiero ahuyentar. ¡Esfuerzo inútil! Me rodean, me acosan, y unos tras otros a clavarme vienen el agudo aguijón que el alma encona.
Pensamos que tal vez el traductor
Luis Abollado se inspiró en Bécquer para traducir al ruso. Véase si no otra
traducción del fragmento pushkiniano aludido, más prosaica, pero seguramente
más fiel:
(traducción Selma Ancira y Gerardo
Torres)
Por último, en el siguiente poema,
a Primo Levi le remuerde la conciencia el hecho de haber salido vivo de la
terrible experiencia del Lager, y a
una hora incierta, que en nuestro sentir es la nocturna, es lacerado una y
otra vez por la quemazón de la pena
(que tal vez le llevó al suicidio) y conjura los espectros de los
vencidos:
El superviviente (Primo Levi)
Since then, at uncertain hour
(Coleridge)
Desde entonces, a una hora incierta,
Aquella pena regresa,
Y si no encuentra quien lo escuche,
Quema en su pecho el corazón.
Mira de nuevo los rostros cómplices
Lívidos en la primera luz,
Grises de polvo de cemento,
Imperceptibles en la bruma,
Sus sueños manchados de muerte y angustia:
Por la noche aprietan las mandíbulas
Y bajo el largo peso de los sueños
Rumian invisibles nabos.
“Idos lejos de aquí, los caídos,
Alejaos. Yo nunca suplanté a nadie,
Ni usurpé el pan de nadie,
Nadie ha muerto por mí. Nadie.
Regresad a vuestra niebla”.
(Traducción de Jeannette L. Clariond)
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[finalizado a las
01:13 de la madrugada]
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