19 de diciembre de 2013

LOTE(RÍA)


[En el Rastro, cuando se va en comandita, siempre hay cierta reticencia en ser el primero en inquirir el valor del género. Es preferible esperar a que otro lo haga para, en el ínterin, hacerse una composición de lugar, expurgar lo seleccionado y diseñar una estrategia de regateo. Pero, al cabo, alguien ha de arrancarse y preguntar.]


 
LOTE(RÍA)


Gromov [al vendedor]: ¿A cómo valen estos libros? [sin dejarle contestar] Mira que somos habituales: si nos pones tarifa plana, te compramos más.

Tinofc [irónico, a Gromov]: Ya, y si de paso nos hace una tarjeta de fidelización, todavía incentivará más el consumo.

Vendedor [que no se ha enterado de la misa la media]: Vosotros hacer lote y luego hablamos.

Amanuense: ¡Ojo! que, en los portales virtuales de segunda mano, un solo artículo ya es un lote. Es curioso lo que se ha impuesto la palabreja en ese ambiente: siempre estás haciendo el seguimiento de un lote, valorándolo, votando por el pago de un lote…

Larsen [bromista]: O pegándote el lote…

Bombita: ¡Hombre!, el lote, mejor dárselo uno en persona que no por internet…


Gromov: Venga, a ver quién junta sus libros con los míos para que abulten algo y nos hagan precio.

Tinofc: ¡Tarde piache! Yo ya pagué los que me interesaban.

Amanuense: Pues yo, de aquí, no me llevo nada.

Larsen [con una buena pilastra a sus pies]: Gromov, a mí no me mires: yo, contigo no me asocio ni para ir a atropar duros. Bueno, eso era antes; ahora euros.

Gromov [resentido]: Vale, te tomo la palabra, cada uno por su lado. Pero ojalá salga premiado el número de lotería que he traído de Pucela para haceros participaciones. Ya verás entonces cómo me dices eso de “en el amor, como hermanos”; y yo te replicaré: “y en las cuentas, como gitanos”.

Amanuense: Es curioso, volvemos al principio, porque la “lotería”, en vez de premios debería dar “lotes”, que significa precisamente “lo que a uno le corresponde en un reparto”. Las dos palabras vienen del francés: lot.

Bombita: ¡Pero si la lotería no da premios, y menos aún ahora, con el mordisco que le pega Hacienda! Con suerte, lo que sí puedes pillar es algo de “pedrea”. A mí, por lo menos, es lo único me toca.

Gromov: Claro, ¿no ves que no puede llover a gusto de todos?

Tinofc [juguetón]: Bueno, si es “pedrea”, más que lluvia será “granizo” o “pedrisco”… Supongo que el nombre tiene que ver con la superstición de que la lotería toca a personas y lugares afectados por desastres y catástrofes.

Larsen: Una especie de justicia poética, ¿no?

Amanuense: Pues si eso se cumple, tal como han venido dadas últimamente, ya me veo millonario.

Tinofc: El problema es que, como dijo Tolstoi al comienzo de Anna Karénina, “cada cual cree ver en su desgracia un caso particular y personalísimo”, y por tanto, no sólo tú, sino todo el mundo se cree merecedor de una fortuna.

Larsen: Ya, y si todos fueran ricos, nadie lo sería, ¿no es así?

Tinofc: Justamente. Conque ya sabéis: “paciencia y barajar”.

Bombita: Eso, cuando queráis, porque yo con los naipes sí que tengo suerte.

Gromov: Claro, porque eres desafortunado en amores…

Amanuense [sonriente, pero un tanto perplejo]: A ver, a ver, que creo que me he perdido con el argumento de antes. Si lo he entendido, es como una variante del “mal de muchos, consuelo de tontos”, pero cambiando la desgracia por buena suerte: o sea, algo así como “fortuna de muchos, regocijo de nadie”.

Tinofc [pedagógico]: Te lo explicaré de otro modo. Mira, volvamos de nuevo con los lotes, es decir, con lo que te toca en un reparto. Por ejemplo, cuando se corta un pastel: todos desearían el trozo más grande, o al menos uno por encima del promedio. ¡Pero es que es imposible que todas las porciones sean a la vez mayores que la media! Para que haya una parte muy golosa, tiene que haber otra que sea una birria.

Amanuense: Ya lo capto. Creo que has dado con el principio psicológico en el que se basa el capitalismo. Aún más, siguiendo con el símil, yo diría que el capitalista es el que corta el pastel (o mejor, el bacalao) y al mismo tiempo, antes que nadie, elige ese trozo goloso del que hablabas.

Tinofc: ¡Bah! ¿Y para qué tanta ansia? A mí [declama con voz cascada]:

“Un ángulo me basta entre mis lares,

un libro y un amigo, un sueño breve

 que no perturben deudas ni pesares.”

El que escribió estos versos tuvo una vida bastante asendereada: murió en América pobre, solo y olvidado.

Larsen: Me recuerdan al epigrama de Marcial que nos recitaste hace unas semanas. ¿De quién son?

Tinofc: Del capitán Andrés Fernández de Andrada. Los escribió allá por 1613, hace justamente cuatrocientos años.

Gromov: Oíd: Stendhal decía que él se lo jugaba todo a un billete de lotería cuyo premio consistía en ser leído cien años después de su muerte. Pues entonces, el autor de la Epístola Moral a Fabio ya ha ganado con creces ese pedacito de eternidad.

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[De las actas del acreditadísimo Spasavic]

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