Los Más Preclaros Especímenes de la Rastrosfera
IX
Barbo Gitano
Quién sabe por qué, existe una gran
asociación entre el mundo animal acuático y la gitanería. Baste con citar los
apodos de algunos de sus más famosos artistas flamencos: Camarón, Cigala,
Pescaílla,… De hecho (lo que sigue no es zoología fantástica, sino muy real, cf. gypaetus.org),
uno de los peces de río más abundantes y apreciados, el Luciobarbus Sclateri, se
denomina vulgarmente “barbo gitano”. Esta es una explicación del éxito de su
supervivencia:
El barbo gitano ha sido capaz de aprovechar muy bien los nuevos hábitats de ríos embalsados, siempre que tengan tributarios que permitan el desove y el refugio de los alevines frente a la predación de las especies introducidas. Así se ha convertido en una especie autóctona de las más ubicuas, siendo localmente muy abundante. Se alimenta casi de cualquier cosa, desde macroinvertebrados hasta pequeños peces, pasando por detritus y plantas.
De manera análoga, también en ese coto
cerrado que es el Rastro ha proliferado con una gran implantación el vendedor gitano
(es vago su origen; su denominación deriva de aegyptanus, por haber sido Egipto una de las etapas de su histórica
migración) hasta el punto de que hoy en día su población parece haber perdido
en buena medida el tradicional carácter nómada y haberse asentado bastante.
Sus miembros mantienen un alto nivel de cohesión (aparentemente son todos, en mayor o menor grado, de la misma familia) y son reacios a la inmersión o la hibridación con otras especies. Comercian con todo lo comerciable y se han hecho hueco por méritos propios en un difícil mercado, donde la supervivencia de la especie sigue pautas malthusianas: pues la feroz competencia crece en progresión aritmética, al tiempo que el escaso dinero en circulación decrece en progresión geométrica.
Sus miembros mantienen un alto nivel de cohesión (aparentemente son todos, en mayor o menor grado, de la misma familia) y son reacios a la inmersión o la hibridación con otras especies. Comercian con todo lo comerciable y se han hecho hueco por méritos propios en un difícil mercado, donde la supervivencia de la especie sigue pautas malthusianas: pues la feroz competencia crece en progresión aritmética, al tiempo que el escaso dinero en circulación decrece en progresión geométrica.
Confesamos no entender sus modos de pensamiento: en concreto,
sus inusitadas estrategias de venta (aquí tenemos en mente la variedad de los
librastrófilos, que es con la que más hemos tratado). En ocasiones te piden una
nimiedad por un incunable y otras veces quieren un Potosí por un adoquín de
biblioteca. Además, aunque te interese un solo libro, seguro que te compensa
más hacerles lote, aunque luego la media docena de ladrillos de añadidura los
tengas que reciclar. Y que no se te ocurra dar tú la primera cifra en el regateo, aunque ésta
sea justa: despídete entonces, porque te crujen. En definitiva, que la relación
calidad / precio es un arcano para ellos (aunque no para nosotros: casi casi cumplen
matemáticamente la ley de que calidad x precio = constante). Pero es eso
precisamente, la imprevisibilidad de sus valoraciones y lo inesperado de sus
mercancías, lo que nos atrae a sus puestos como moscas a la miel (o a la
mierda).
Últimamente, sobre todo los especímenes más jóvenes, nativos
digitales algunos de ellos, hacen uso de internet, incluso in situ mediante móviles de última generación (les chifla la
tecnología punta), para calibrar la cuantía monetaria de sus artículos. Pero no
parece que en eso le estén sacando demasiado partido a sus modernos artilugios,
pues incluso con tal asistencia técnica, sus salidas de pata de banco nos dejan
tan descolocados como cuando fían simplemente a su instinto.
La presencia gitana, consustancial al Rastro, no parece peligrar a medio plazo, pero si cupiese tal eventualidad sería una clara candidata a obtener el marchamo de especie protegida, y el Rastro el de enclave de incuestionable interés medioambiental.
La presencia gitana, consustancial al Rastro, no parece peligrar a medio plazo, pero si cupiese tal eventualidad sería una clara candidata a obtener el marchamo de especie protegida, y el Rastro el de enclave de incuestionable interés medioambiental.
[Frenología:
braquicefalia, etmoides anfractuoso; Fisiognomía:
cara atezada, ojos oscuros, orejas redondas, nariz y labios perfilados].
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[Gromov]
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