10 de mayo de 2014

Las malas compañías




El Rastro, primavera de 2014




Por la cola del cerdo supimos que el domingo iba a hacer buen tiempo. Nos encontramos a Gromov capadoculus y al Ilustrado revolviendo entre los restos húmedos de la biblioteca del pintor de Palencia. Al rato, llegaron el soltero de oro y Avellaneda que le faltaban palabras para hablar de la "Gloria Nacional" (BMC),  Juan Bonilla. Nos contó que le abrasó a preguntas sobre las librerías, los periódicos de la ciudad, el club de golf, el barrio húmedo... El Amanuense le invitó a madrugar y conocer el Rastro ultramarino, pero el escritor le comentó que el madrugar no iba con él.
"Veinte años de éxitos para acabar en León", así despachó malabia al Maiakosvki de Jerez de la Frontera.

Gromov abrió el arca de Noé para contarnos la expedición subvencionada al Toledo del Greco. Nos enseñó el catálogo fotocopiado de la exposición. Ante la insistencia del polaco de si habían dormidos juntos (Charlus & Jupien), le respondió que habían quedado varados en una residencia universitaria con habitaciones separadas, y  con un 30% de descuento por pertenecer al Campus. También nos adelantó su próxima sección de enemistades literarias y disfrutó humillando al Deán de la Colegiata con una anécdota bibliófila del exministro Múgica Herzog y su guardaespaldas.

En Reto rompió Tinofc el sortilegio de la malasuerte al dar con la caja de las novedades (La casa de las CarniceríasLos bolos maragatosEl barrio de San Esteban). Cargó las dos bolsas en la espalda del trapero y camino de la chatarrería entonaba el miserere: "el vicio de lo barato nos puede".
 Bajo la sombra de un platanal protegía el Amanuense su tonsura frailuna. No habíamos llegado y ya nos estaba enseñando en el móvil los precios que alcanzan en el mercado los álbumes de cromos de liga (1200 euros, completo). Explicaba estos precios asegurando que el fútbol a la gente la vuelve loca. "Si no mira a Larsen que negociaba con un chamarilero para que le dejase hacerse una foto con una replica de la Copa de Europa, rescatada del trastero del olvido".

La furgodesván levantó la trapa con las típica quejas del berciano. "Estoy derrengado de lo que he currado esta semana". ¿Has ido a vendimiar", le preguntó con sorna el primo de Freud que, ante la morralla ultraísta, se puso a escuchar las disquisiciones sobre los relojes de pared del Decano del Rastro. 
Sobre la mesa persianera, el ruso Copyman repasaba un tomo de una revista finisecular de Tinofc. Le pidió por favor que se la dejase para fotocopiar un artículo de Galdós. El polaco se cerró en banda  y Gromov se vengó con una perla que sonó a un insultó futurista: "Eres de la recua de Larsen. Por cierto, no está el segundo volumen completo". Tinofc casi le lanza a la cabeza el tomo perdido de la Enciclopedia del trabajo.
Después, la bestia parda de la estepa se enzarzó, con palabras malsonantes, con el trapero por El vuelo de la cometa, firmado por Cunqueiro. No conforme con la que estaba montando, volvió a las andadas con el polaco sobre los derechos de publicación de los Ripios ultramarinos del Melladín de Pedrosa. Ante ese ambiente tan enrarecido, el Decano de Rastro se asustó y dijo que volvía a la montaña a leer a Fray Luis de León. 

Antes de irnos, el polaco sugirió un trueque de expurgos de las bibliotecas de los ultramarinos. El tema quedó colgado de la rama. El docto Spasavic nos prometió un marcapáginas  y un exlibris de Valle-Inclán. Entorpeciendo la acera, Avellaneda repartía y firmaba ejemplares del apócrifo de La galbana a los sorprendidos transeuntes y a la tropa marina.
Quedaron de encontrarse en la Feria del libro. El trapero se disculpó diciendo que sólo iba a dos ferias: la del vino en Cacabelos y la de Ganados de Mansilla.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.