27 de abril de 2025

Fauna y flora


 

Simenon fue el primer completista libertino que conocí en el Rastro. El frío del invierno nunca fue una excusa para dejar su americana en el armario. Cada vez que se le apagaba la pipa invocaba a Cioran en un idioma que nunca entendimos. Su humor jacobino desentonaba en la madrugada cuando los perros de caza husmean la presa. No disimulaba sus ideas trotskistas y siempre esperó la revolución con la fe del desahuciado.

La última vez que le vi acababa de jubilarse después de media vida dando clases de Historia a los bárbaros. Le encontré más delgado y no perdía la esperanza de encontrar el volumen 13 de las obras completas de Stalin publicadas por la casa editora 8 Nëstori, de la difunta República Popular de Albania. Me dijo que todos las tardes iba a su pueblo a pasear por el páramo de su infancia. No había perdido su pasión por Balzac y Chabrol.

Nunca regateó. Le parecía una falta de cortesía. Es cosa manifiesta que no es de estima lo que poco cuesta, sentenciaba a menudo.

VKarbajc







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