Vanidad
La
noticia sobre la pandemia y el confinamiento mundial me pilló con el cañón en
la sien y un dedo en el gatillo. Posé entonces el revólver sobre la mesa y
abandoné la idea del suicidio, al menos de momento. No podía permitir que nadie
interpretara mi muerte como el triunfo de algo tan minúsculo como un virus, por
muy deletéreo que fuera. En cambio… ¡Qué hermoso hubiera sido imaginar un
segundo antes del disparo, las poéticas teorías de mis amigos sobre las razones
de tal decisión, justo en el mejor momento de mi carrera!
José Miguel López-Astilleros
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