27 de julio de 2013

Las malas compañías




El Rastro, verano del 2013




De lejos llegaba el Ilustrado y detrás sólo quedaba la rastrojera; cansado se sentó en un sillón fatigado de Reto. El tercer hombre, Tinofc, calmó su sed existencialista en la fuente de Sartre y de Graham Greene. El Trapero se conformaba con una Enciclopedia de licorería como remedio para El año de la peste. Como Robinson sin Viernes, el Enciclopedista se dedicaba a completar la Enciclopedia del mar. Desde que la pegatina con el código de precios lleva un celofán de seguridad, se han terminado las rebajas en Reto.
En Cacharrería vimos a Messi y a su primo haciendo la pretemporada con nuevos productos de estética. En Cambio, faltó Michi Chalequines que se había ido a la semana negra de Sabero, según nos dijo su vecina Marilyn, oculta en unas enormes gafas de sol, regalo de J. Huston.
 En la esquina del Delta, el Hijo del acordeonista, nos quería vender la tristeza doliente y cansada de su acordeón; con ella había recorrido todas las fiestas de los pueblos de Laciana. Por el precio supimos que no quería deshacerse de un trozo de su pasado al que estaba atado como la nostalgia a los días felices.
Con la solana han desaparecido del ruedo, el Pescador, el Amanuense, Gromov y también los libros. Sólo vimos a un voluntarioso bohemio en cuclillas con cuatro libros de poesía, ajeno a que la poesía se esmorró hace tiempo, como nos recordó el hijo del panadero de Villafranca.
En el Arroyo nos animamos a fisgar entre los cachivaches que asomaban entre unas toallas de Marina d´Or. Larsen con su cámara  seguía haciendo su particular inventario del Rastro. Ocramalliv completaba el lote de oferta de supermercado (lleve tres y pague dos) con un dietario del año de su última comunión, una lámpara con un búho tuerto (más sabio en su desgracia) y un callicida de la posguerra.
Le marcó el precio al chamarilero y éste secamente le dijo: "el precio lo pongo yo". Cometió un error de pardillo siendo un veterano del oficio: nunca se debe poner el precio porque se da demasiadas pistas al vendedor que no sabe lo que vale.
La mujer del Viajero nos hizo una buena oferta porque nos confundió con turistas. Tinofc se llevó La escopeta de caza de Y. Inoué, con unas ilustraciones hermosas de Mario Roldán. Cuando nos íbamos, llegó su marido y le avisó a la mujer extrañada que la  próxima vez, a estos dos perros, cóbrales el doble, que me descalabran todo y encima se ríen.
En la farola de Corrientes, el Trapero, le regateó unos libros del Leteo a Benedetti que se enfadó con el dramatismo de la letra de  un tango: "Te pido tres y me regateas uno. Ya nos maltrata bastante la vida para que vos sea su cómplice. Sos un amarrete". "Después de hojearles en una siesta de cocido, prenderé la barbacoa con ellos" , dijo con descaro Larsen. 
El Editor de Labici nos habló del Laponiano Gromov y de sus correrías por los San Fermines: "En la curva de Estafeta se había encontrado con Sánchez Ostiz, bastante perjudicado y con un pañuelo rojo. En su descenso a las almonedas, entre joyas barojianas, se encontró una carta de amor victoriano de Blanca Berasategui  a Félix de Azúa". ¡Madre mía, cómo está el patio!
En la Furgodesván, el Ultraísta, con barba de exministro socialista, nos saludó con alguna novedad cinéfila. Llegó el que faltaba, Simenon, con un discurso ensayado en el café Victoria mientras desayunaba un café con croissant. Nos arengó sobre el ingeniero poeta social Celaya, de las obras completas de Blas de Otero (primo de su abuelo), del mejor poeta de los Panero, que se había matado en un accidente. Acabó con una sentencia como buen discípulo de Cioran. "Vivimos en la derrota. Que a ustedes les vaya bien."
Con un dinosaurio sin catalogar, Larsen se fue al Pleistoceno. Tinofc, con su bolsa de pipas y aceitunas y, con un libro de R. Juárez en la mariconera, emprendió el viaje a su pueblo, donde le espera una comida familiar con sobremesa de solysombra; allí tendrá la oportunidad de entonar los versos que se aprendía de memoria en su juventud a la orilla del Esla.
"Vente conmigo al campo si no sabes/ qué hacer con tanta páginas borrosas. / Yo pongo las palabras y tú el beso. / Mi soledad se irá por donde vino."







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