12 de abril de 2020

Isabel Llanos




1. ¿A quién recuerdas con ira por no haberte devuelto un libro, por qué razón y cuál?
Tenía un maravilloso libro antiguo de mil setecientos algo, que se llamaba “Secretos raros” y otra novela de mil ochocientos y pico. Vinieron unos amigos a cenar. Se los mostré. Yo iba haciendo cosas en casa. Días más tardes eché de menos los libros. Le pregunté a uno de ellos, dijo que el otro se los había llevado a donde vivía, a Astorga. Hablé con él por teléfono y tuvo la desfachatez de decirme que se “los había dejado”. Nunca he vuelto a verlos. Ni a él, ni a los libros. Sólo pensar en ello saca todos mis demonios asesinos.
Odio a las personas que no devuelven los libros prestados. Normalmente y dejo aquello más precisado porque confío en el poder de compartir ese amor. Aprendí de una sabia mujer que ella nunca deja, compra otro ejemplar igual para prestar y se lo acaba regalando.

2. ¿Qué ejemplar real o imaginado te hubiera gustado robar de una biblioteca conocida? ¿Y desconocida?
Me gustaría robar los mismos que me robaron a mí. Quien roba a un ladrón tiene cien años de perdón. Llevármelos con la misma impunidad y que le reconcomiera la misma rabia que a mí. Sólo con eso me conformo.
Alguna vez he visto algún fabuloso libro antiguo en algún museo, medieval, con preciosas y delicadas pinturas, que….


3. ¿Qué libro atesorado no librarías de las llamas como consecuencia de un donoso escrutinio y por qué?
Cada vez (por espacio) intento (sin demasiado éxito) comprar menos novelas de única lectura que me propongo sacar en préstamo de bibliotecas, y apostar por apoyar con mi compra los libros de amigos, sobre todo los que están iniciándose. Sin dolor alguno, quemaría bastantes de estos. Es una afrenta a la amistad no sincerarse respecto a alguna bazofia tan incorrectamente escrita (tanto ortográfica como estilísticamente).

4. ¿Perderías un amigo por no haberte devuelto un libro prestado?
No, pero nunca le miraría del mismo modo. Y le anotaría en mi lista negra para siempre.

5. ¿En qué obra de tu biblioteca te hubiera gustado que figurara tu nombre?
Poco romántica y más práctica, en alguna que hubiese permitido a la persona que la escribió la libertad económica para poder dedicarse a escribir sin distorsionar su atención en la subsistencia. Autores tan dispares, pues, como J.K. Rowling, Stephen King, Vargas Llosa,…

6. ¿A quién le dejarías en herencia tu patrimonio bibliográfico?
Se lo dije a uno de mis ahijados cuando tenía seis años y me dijo que ocupaba mucho sitio. Ya voy derivando obras que han quedado fuera de mis intereses actuales, para hacer sitio a otras, buscándoles casas acordes a los gustos de sus propietarios como una premuerte.

7. ¿Qué estarías dispuesto a sacrificar por librar a tu biblioteca de un incendio?
Todo es efímero, hasta los libros. De pequeña me fascinó Farenheit 451. Me pareció un modo maravilloso de preservarlos.

8. ¿A qué obra en tu poder le cambiarías su autoría y a quién pondrías en su lugar?
A “Mentalismo L_mental” que firma Luis Pardo, pero del que fui su “negra”, aunque nunca pagó lo convenido ni respetó a la editorial con la que firmamos el contrato, por lo que me pondría yo misma de autora. De momento está en abogados y espero que un día salga todo a la luz. Hay que ser tremendamente sinvergüenza. Lo haría con todos los autores que se han nutrido de “negros”. ¡Menuda criba!



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.