Librería Fontana

 Mi querido y desconocido Letrado Quintano, es muy posible que hayamos compartido durante los mismos años la pasión por la maravillosa Librería Fontana de Barcelona, cuyos pedidos por teléfono eran el ritual mensual que nos mantenía con ilusión hasta la recepción de los libros. Muchos años después de que cerrara, en un viaje a la ciudad condal, me allegué hasta Nou de la Rambla con la intención de ver de dónde habían salido los ejemplares de los que tanto disfruté. Recuerdo que, conforme me fui acercando, me fui emocionando como si fuera al encuentro de una antigua y todavía amada novia... En fin, dejaremos el resto de la historia para otra ocasión, no sea que la melancolía termine sacrificándonos en el altar del tiempo, y no estamos para tal ejercicio en los momentos de desolación que estamos viviendo. Un afectuoso saludo.

[Morti]