23 de noviembre de 2015

De las leyes no escritas del Rastro (V)




LA ECONOMÍA DE MERCADILLO

 

  • El Rastro no estará dirigido ni sujeto a intervención.

  • Su actividad será marginal, con libertad absoluta de precios y de mercancías.

  • No deberá quedar duda alguna sobre los orígenes de los productos: salvo los falsificados, todos serán genuinos.

  • La “mano invisible” de Adam Smith, la universal ley de oferta y demanda, se articulará mediante el regateo.

  • El comprador no hará nunca el primer envite so pena de ganarse las iras del vendedor.

  • Como tercero en un tira y afloja entre otros dos, no opinará sobre la bondad del género o acabará mal al menos con uno de ellos.

  • Por supuesto, ni se le ocurra interferir subiendo la postura de una compra en curso. Esto le acarreará que el regateo devenga en subasta y el odio eterno del otro comprador.

  • Los vendedores empezarán poniendo precios caros, a veces prohibitivos, y los rebajarán a lo largo de la mañana y posteriormente en semanas sucesivas con progresión geométrica decreciente. 

  • Aunque también será común un carácter cuasi aleatorio en las fluctuaciones del mercado, lo cual propiciará el coste de oportunidad.

  • El modelo económico ideal del Rastro, al que se tenderá ineludiblemente, será la autarquía: el trueque con una moneda propia, sólo valedera en este ámbito, denominada “trapicha”. Entretanto, el dinero electrónico estará proscrito.

  • Todo, absolutamente todo, se podrá encontrar en el Rastro; pero lo que quieras comprar, precisamente eso, no lo verás.

  • Por mirar no se cobrará, pero tocar desgasta.

  • El concepto de “chollo” no tendrá límites definidos y dependerá de las peculiares perspectivas del comprador y/o  vendedor.

  • Cualquier objeto, por raro que parezca, tendrá su destinatario a precio razonable: lo difícil será hacerlos coincidir juntos en el espacio y en el tiempo.


[Bubble Boy]

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