3 de noviembre de 2015

El falso ermitaño




Maestro era de esgrima Campuzano,
de espada y daga diestro a maravilla,
rebanaba narices en Castilla,
y siempre le quedaba el brazo sano.


Quiso pasarse a Indias un verano, 

y vino con Montalvo el de Sevilla;
cojo quedó de un pie de la rencilla,
tuerto de un ojo, manco de una mano.


Vínose a recoger a aquesta ermita
con su palo en la mano, y su rosario,

y su ballesta de matar pardales.

Y con su Madalena, que le quita
mil canas, está hecho un San Hilario.
¡Ved cómo nacen bienes de los males!


(Atribuido a Cervantes y a Quevedo, entre otros) 


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