LA VIDA AMARGA
Fue ver la escena de la Ekberg en la fuente y abandonar mujer e hijos para volar a Roma. Allí estaban Neptuno y los tritones, pero ni rastro de la sueca exuberante que le había traspasado el corazón. Malvivió un tiempo hasta que le atropelló la furgoneta de una trattoria.
Antonio Toribios
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