10 de febrero de 2015

Fe de vida


vía bmc

Algunos ultramarinos dicen que coincidieron con él este domingo camino de los Traperos de Emaús (¿o era Reto?). Les fue hablando un trecho y ellos no lo reconocieron, ya que iba embutido en varias capas de lana y termolactil, pero luego se dieron cuenta de quién era por su gesto ansioso al cortar el precinto de una caja. En ese mismo momento desapareció. –"¿No ardían nuestros corazones cuando se dirigió a nosotros?"–, se decían los interpelados por la evanescente aparición.


Pamplinas. Yo sigo sin haberle visto y conmigo no se ha comunicado ni su ectoplasma, aunque he tratado de contactar con él hasta con güija. La única prueba de vida de la que tengo noticia es otra dudosa foto del interfecto, esta vez arrellanado en su cubículo. Si se trata de una instantánea tomada tras su enfermedad, la crisis ha debido de ser fuerte. Nótese su posición decúbito supina, tirando a fetal, y cómo oculta su rostro a lo avestruz: de este modo pretende repeler cualquier influencia maligna del mundo exterior. Como El Idiota de Dostoievski tras sus ataques epilépticos, su mente parece haberse lobotomizado y vuelto a un estado evolutivo inferior, cuasi animal. El doctor Oliver Sacks haría bien en estudiarlo como un nuevo capítulo de sus Despertares. Seguiremos su evolución.

[Martes foina]

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