20 de abril de 2015

Agenda poética


Mercadillo pucelano, ayer



A ALGUNOS LES GUSTA LA POESÍA 

A algunos,
es decir, no a todos.
Ni siquiera a los más, sino a los menos.
Sin contar las escuelas, donde es obligatoria,
y a los mismo poetas,
serán dos de cada mil personas.


Les gusta,
como también les gusta la sopa de fideos,
como les gustan los cumplidos y el color azul,
como les gusta la vieja bufanda,
como les gusta salirse con la suya,
como les gusta acariciar al perro.


La poesía,
pero qué es la poesía.
Más de una insegura respuesta
se ha dado a esta pregunta.
Y yo no sé, y sigo sin saber, y a esto me aferro
como a un oportuno pasamanos.


(Wisława Szymborska)





El anterior es el primer poema de la agenda, y el siguiente, el que le da título:



RONDA DE LA VIDA RIENDO

Trescientos sesenta y cinco pájaros tiene el cielo
Estos pájaros serán banderas el día del gran triunfo
Cuando los hombres oigan cantar la hora del hombre
Cuando nadie viva del esfuerzo nacido en otros pecho
Cuando nadie se nutra de la carne ajena
Ni respire por pulmones extraños
Ni se ate los pantalones con las tripas esclavas.
Trescientos sesenta y cinco paisajes tiene el ojo
Estos paisajes cantarán solos el día del gran triunfo
Cantaran con la alegría de sus arboles tremolantes
Porque cayeron las cabezas de todos los espectros
Porque ya desangraron todos los fantasmas
Y se cerraron los ojos que tenían látigos
Y las bocas antropófagas de dientes arrogantes
Ahora se puede cantar
Millones de hombres pueden cantar
Un canto inmenso
como una montaña que trepa por el cielo
Se soltaron las canciones amarradas
Y el viento les dió la dirección de su esperanza
Trescientos sesenta y cinco canciones suben al espacio
Canciones con los ojos azules
Canciones con los ojos negros
Canciones con arboles gigantescos
Canciones con olas infatigables
Los dientes de los hombres ríen
como los dientes de los niños
Cuando hablan en secreto a las niñas
El sol sale con traje nuevo a su trabajo diario
Los árboles suben hasta su propia punta sin descanso
Las olas chillan y se dan vueltas de carnero
Y los niños cantan
El sol cabizbajo
Sonando el badajo
Salió esta mañana
Muy tieso y muy majo
Con el cielo a cuestas
Y una nube al fajo
Murió el fantasma que se nutría de pulmones
Las canciones sueltan sus amarras por los mares libres
Murió el vampiro que sorbía los globos de la luz
Las flores lanzan campanadas sobre el mundo
Murieron las aves de rapiña en su leyenda negra
Las olas juegan como los niños
Murió el señor de las batallas y la señora de las llagas
Los árboles bailan tomados de la mano
El viento nuevo borró todas las fronteras
Las fronteras dijeron adiós y dieron el Último sustiro
La tierra las enterró bajo la tierra
Así es agradable la vida
Y la vida aplaude a la vida
Las sonrisas aplauden al viento
Las canciones aplauden a los pájaros
Los pájaros aplauden a la luz
La luz aplaude a los árboles
Los árboles aplauden al cielo
El cielo aplaude al sol
El sol aplaude a las olas
Y toda la vida es un teatro de aplausos
Así es agradable la vida
y puede bailar como las flores
Que sueltan sus colores
y sus perfumes de alegría.

(Vicente Huidobro, de Ver y palpar, frag., 1941)

[El penúltimo novísimo]


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