3 de septiembre de 2013

Orígenes y pervivencia del bestiario editorial




Orígenes y pervivencia del bestiario editorial

Tres ejemplos han venido a mi memoria sobre la persistencia de motivos animales en el mundo editorial.






















  • El áncora y el delfín del impresor veneciano Aldo Manuzio, logotipo aggiornado en la colección de la Editorial Destino del mismo nombre. También existe una editorial mexicana que ha mantenido el emblema original, y lo mismo ha hecho una  sociedad de bibliófilos estadounidense. Por último existió una imprenta Aldus asociada a la editorial de Saturnino Calleja. 

















  • El oso que aparece en la portada de la Biblia traducida por Casiodoro de Reyna y publicada en Basilea, asociado al impresor bávaro Mattias Apiarius (tal vez inspirado por el que aparece en el escudo de la ciudad de Berna). El úrsido seguía apareciendo en la edición modernizada en 4 tomos que publicó Alfaguara hace algunos años.



  • El halcón encapuchado que se hico célebre por el frontispicio de la primera edición del Quijote, identificaba a su editor Juan de la Cuesta (sobre esto, véase la enjundiosa investigación del profesor Rico en su Ecdótica del Quijote). Se mantiene en la editorial del mismo nombre, especializada en publicaciones cervantinas, en Newark, en el estado de Delaware (USA).



[Gromov]


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