21 de julio de 2014

Bestiario de José Luis Cuerda


Mercadillo de Valladolid, ayer


Sobre la cabra del título dice su autor:
"¿Quién no lleva una cabra dentro? Una cabra puede ser un disgusto, una obsesión, un objeto de deseo, un tesoro. Tarde o temprano, sentimos la necesidad de dialogar con la cabra que llevamos dentro y convencerla de que entre en vereda. Y el animalico lo hace, se aviene. Se producen entonces en nuestras vidas momentos radiantes, de conformidad luminosa. Así, empecé yo hace unos meses, a escribir los textos que dan cuerpo a este libro. El milagro de convertir en letras, palabras o frases lo que fragua el pensamiento-cabra se produce con la doma de las ideas-cabras. Amaestrada la cabra, sujeta a norma escrita y dibujada, uno, en esta feria del mundo, la exhibe sin escalera y sin látigo. Y por si caen unas perras en la boina"

Este libro tan "amanecista" lleva un delirante bestiario dentro, concretamente en el capítulo (o lo que sea)  titulado Las ingles y el clavel. En el  aparecen, por este orden, caimanes y pitones, gallinas cluecas, perros, moscas, monos, otra vez gallinas, leones catedráticos, pajaros, ranas, ardillas que no van al dentista, jirafas, cebras que no pasan de moda, lagartijas, saltamontes con cuerpazo, patos, abejorros, orangutanes, burras en celo, escarabajos peloteros, la cabra que todos llevamos dentro, osos de peluche, pelícanos, vacas lecheras, bacalaos al pil-pil, ornitorrincos, otra vez burros, lagartos con bragueta y, salvo error u omisión, mantis religiosas.

[Gromov, contingente]



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