15 de noviembre de 2014

Las malas compañías



El Rastro, otoño de 2014



Nada más llegar al delta vimos como un coche se deslizaba lentamente camino del río. Desde una esquina, donde degustábamos unas migajas de sol, contemplamos la escena futurista: Una grúa intentaba sacar  el automóvil con la lentitud de los bueyes. La faena terminó con el aplauso de público, recordando las sesiones de gallinero en el cine Mari.

En la ronda de la mañana los libros no asomaban por ningún hueco. Todo eran cacharros, filosofía práctica, como dice el Ilustrado.Tinofc nos contó que el bachiller Bonilla visitaba a menudo la mejor librería del mundo, Galatea, y que también compraba libros (no como Gromov), pero por más que miraba los sobres ultramarinos, ni se acercaba.

Cerca de la farola de Corrientes nos encontramos con el poeta de la intemperie (siempre en su sitio), que nos contó sus últimas aventuras editoriales: “Voy a colaborar con un poema en un homenaje al cantautor Aute que hace pocos días me mandó un cuadrito suyo, lo llama boligrafías. Ayer me llegó una primera edición de Longa noite da pedra ; tengo un amigo que en sus horas de jubilado bucea en las librerías de viejo y me consigue todo lo que le pido. El trapero me dice que sólo me falta publicar mis diarios (14 volúmenes); su destino será el fuego del olvido, aunque si se los dejase a alguien no sería a la universidad, mi albacea sería  un exalumno con un gusto exquisito para estos menesteres. Ya sabeís que no pude ir a vuestra presentacion porque me invitaron a unas jornadas literarias pesebreras en Gordoncillo. Cuando paséis por vuestra librería, encontraréis allí el libro de Tomás S. Santiago en Eolas, La vida mitigada; pronto aparecerán Melodías del padre (13 poemas a mi padre). Me voy a ir a terminar la columna Hebra del tiempo para el Norte de Castilla donde esta semana la titularé Melodías del otoño. A vosotros que os gustan las revista literarias, leed Tejedor de Palabras que está encabezada por un poema mío.”
Soportando la helada escuchábamos al poeta de Alfranca con la devoción del descreído y el frío del mendigo. Nos quedamos pajaritos y sin una rama donde cobijarnos.

En el tendido, el cenizo de Tinofc deshizo el hechizo de su mala suerte con la obra de Baroja en unos cuantos tomos. ”Este pájaro tiene un olfato especial para la generación del 98 y del 27. El Wescelao, ¿de qué generación es? No sabía que te gustaba el rijoso del panadero”, le comentó Larsen. “No sé si me dará tiempo a empezar algún volumen con lo que tengo pendiente . No soy el ruso”, dijo el polaco.
“He visto no sé dónde el famoso libro de R. Pinilla , Antonio B. Ciudadano de tercera, que está basado en un personaje especial de la Cabrera.
Como no se acordaba fuimos parándonos en  todos los cuchitriles hasta dar con él. La gitana enseguida adivinó nuestro interés y disparó el precio de los dos tomos firmados por el autor y A. Bayo. Al final con una pequeña rebaja -siguiendo la táctica gromoviana-, Larsen se lo llevó.

Menudo día tenía el Amanuense, tampoco se acordaba dónde dejó el coche. Guíado por el lazarillo Larsen se fueron a por el carromato donde tenía una caja de sobras de libros y revistas para cambiar por un bono en la furgodesván. Al trapero le dio por meter el focico en la caja y si no se la cierra el escribano le deja sin libros. Se llevó las obras completas de Verlaine, Divagaciones (ensayos en prosa) de Mallarmé y un Catálogo de Arte con textos de Cilleruelo. Menos mal que el zorro plateado ya había escapado.
Negociando las condiciones de bono quedó el Amanuense, el trapero se fue escuchando las sombras del otoño: "Corazón, oye cómo cantan los marineros".



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