14 de junio de 2013

Avisos



El Rastro, primavera del 2013







Ojo, éstos saben latín. Los conozco desde hace treinta años - lo revuelven todo y no se llevan nada. Pídeles caro.


Al Rastro hay que ir en ayunas.


El Rastro te da unas cosa y es bobada pensar en otras.


Eso es algo que hay que hacer en los tratos, cuando sabemos que el rastrero no tiene la menor idea de algo, ponerlo en sus manos, dándole a entender que: le concedes una gran autoridad en la materia, sometiéndole algo a su peritaje, y que no queremos engañarle, que no tratamos de hacerle el lío, que mostrándole el objeto tan a las claras no tenemos nada que ocultarle a nadie.


Si no se regatea, uno de los dos podrá pensar que ha sido engañado.


Como el sastre medir dos veces, cortar una.






(A. Trapiello, Miseria y compañía.)





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