Juego de cartas (1964) es una de las novelas más radicalmente innovadoras de
Max Aub, y, sin embargo, es también una de las menos estudiadas por la crítica1. Las
razones de ese aparente desinterés son, sin embargo, externas a la misma obra y
responden probablemente a la escasa circulación que tuvo, sobre todo en España, la
primera y única edición de este singular libro-objeto que realizó en México el editor
Alejandro Finisterrre.
Nos hallamos ante una novela epistolar que parte de la doble acepción del
sustantivo "carta", pues cada una de las páginas de esta obra es, simultáneamente, naipe
de una baraja dibujada por el apócrifo pintor Jusep Torres Campalans, y misiva que
intercambian los personajes de la novela. Todas esas epístolas giran en torno a la figura
de Maximo Ballesteros, quien acaba de fallecer por causas no demasiado claras, y
expresan opiniones, generalmente contradictorias, acerca del mencionado personaje.
Quienes se han ocupado hasta el momento de Juego de cartas han incidido
fundamentalmente en ese carácter lúdico y vanguardista que configura la razón de ser
del texto y, quizás también, buena parte de su sentido último.
(Juan Rodríguez)
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