30 de noviembre de 2013

Las malas compañías



El Rastro, otoño del 2013




En una mañana matancera aparecieron dos Comedias: La Divina en Araluce con el sello de las Misiones pedagógicas y la Humana (4 volúmenes) del "reaccionario Balzac" en palabras del Ilustrado. La figura de Cernuda salía del fondo de una caja para celebrar su centenario con el Editor de Labici.
En el Desguace una gitana le preguntaba al cartonero de dónde había traído esos ladrillos (libros) que rebotaban al tirarlos al suelo. Repasando la textura de unas libretas floreadas y Poleskines encontramos en la Estación al Primo de Sigmund, que no fue capaz de reconocer al padre del psicoanálisis, en unos retratos de juventud en la portada de una revista de Lacanianos. A su lado el Polaco formaba con las virutas del humo alguna Garamond mientras leía la contraportada de un libro de Fante. (De Comares a los chirriantes amarillos de Anagrama, el amigo de Varsovia está perdiendo el gusto con la edad).
El vendedor rumano de pins y navajas  nos sorprendió con una colección de libros esotéricos, algún poemario del poeta periodista de San Marcos y unas revistas de fauna salvaje (El retorno del camionero, Dos bomberos sin manguera, La guarra de las galaxias...). Viendo los precios, el Amanuense preparó su lote de Enseñanzas del Gurú magister y le regalaron una pirámide de cristal de ¿Murano? de energía positiva. El Trapero se conformó con unos Viajes al Pirineo Leridano del último premio Nobel español. No tenía presupuesto para mucho más, debido a que se lo había gastado el sábado en un cocido maragato en el Faro Astorgano. 
Michichalequines nos enseñó una bota de vino, por si echábamos un trago de vino peleón, para quitar el tembleque invernal. El Amanuense, siempre tan discreto como el gallo de la torre, nos señaló la letra grande que llevaba la bota: robada en el bar Miserias. Michi, sospechando de nuestra intenciones, nos contó que se la había comprado esta madrugada a un poeta borrachín de la Golfemia en la puerta del Casino. Marilyn, tan cool como siempre, colocaba sus trapos en su boutique balconera y su vecina de Mendoza empezaba a sacar del carro la vajilla de Duralex  y los muñecos de la tómbola.
Apenas nos paramos en la Escombrera catalana para saludar al capitán Nemo, éste nos hizo una oferta napolitana que no podíamos rechazar: "lleva tres libros y paga uno (un euro)". Por más que miramos allí quedaron Savater, Cela, Vicent, Alatriste Reverte, Elvira Molina, Muñoz lindo... la lista de Bestias Sellers era interminable y el dinero escaso.
El Catalovejero nos contó que se había encontrado esta semana al encuadernador de Misoginia y libertad y a su monaguillo Alfonsito Lelo en la comisaría. Le contaron las desventuras de unos libros que les guindaron en la biblioteca pública y no entendían por qué el policía no le daba la importancia que requería el asunto. "Pero van a presentar una denuncia por unos libros, sean serios señores, que tengo cosas más importantes que hacer", así les despachó el nacional.  Discutiendo con la autoridad los dejó y se fue a pagar una multa que le habían puesto a su hijo por un botellón universitario.
El Polaco se quejo (con razón) de la colonización del Blog por parte del Ruso. ¿Cómo podíamos poner puertas a la estepa?, se preguntó el Terapeuta de Toral. Larsen disculpaba la glosolalia del zoópata porque estaba sufriendo últimamente delirios, debido a una posible trastorno de personalidad no diagnosticada. No sabe si es el inquilino del pabellón o el docto Spasavic.
En el Furgodesván vimos al Conde Lucanor rebuscando entre la morralla; nos pudo la curiosidad y nos detuvimos a ver en qué acababa la cosa. Con su sombrero de spaghetti wester, su bufanda de escudo cardenalicio con tres nudos (apunte erudito del amanuense), abrigo de enterrador y su bastón de la Naranja Mecánica escogía toda la colección de Julio Verne. Con su bolsa se perdió en la niebla con su balanceo austrohúngaro.
"Ya están aquí, el club de los poetas muertos", así nos recibió el Ultraísta, con el bolsillo contento de los cuartos del Conde. Un avispado Tinofc tiró su cigarrillo y, con las dos manos, atrapó un trocito de Amanecer en el Trópico del desidente Cabrera Infante, ilustrado por Amat. Al fin pudo aprovechar el bonodesván con sello del Manzanal. Larsen se llevó las Memorias de Kasparov como anticipo de un futuro bono.
Nos paramos en Cosméticalé para que el metrosexual de códices comprase la Nivea hidratante para la piel de sus incunables; Después de darles la crema playera, termina con una capa de betún de Judea y los envejece 50 años y, así, rejuvenece el precio.
Todas las mañanas terminamos alrededor del maletero del Polaco, donde guarda las mejores joyas de su biblioteca. Esta vez trajo unos libros encuadernos por Labici. Se nos hacía la boca agua con esas viñetas impresionistas, el sello de color nerudiano, las ilustraciones a plumilla, las guardas, la portadilla...
Despedimos al Amanuense que se iba a Villa Médicis para seguir el tratamiento  librodermoestético. En la otra acera, un escurridizo Bombita  guardaba en su Jaguar una radio de Marconi. Larsen se fue a casa  del Cuervo  para despertarle y que le invitase a desayunar. El babeliano Polaco nos dijo que se iba a seguir ordenando su biblioteca (lleva media vida dedicado a esa tarea infinita y por lo que se ve no tiene prisa).
"En el caos me siento como un lucio en el Esla", nos gritaba desde la ventanilla de su fabuloso Cadillac, mientras se alejaba despacio como el relente de la mañana.




La dolce vita


 La Golfemia. El Rastro, otoño del 2013




[¡Salud! Michichalequines]


Las malas lenguas



El Rastro, otoño del 2013





Ésta es la mejor crema hidratante para la piel de los libros.




Oído al Amanuense.


29 de noviembre de 2013

Bestiario del Quijote (I)

Rocinante y el rucio por Carnicero, en la edición del Quijote de Ibarra para la Academia


[...] cuya amistad dél [rucio] y de Rocinante fue tan única y tan trabada, que hay fama, por tradición de padres a hijos, que el autor desta verdadera historia hizo particulares capítulos della; mas que, por guardar la decencia y decoro que a tan heroica historia se debe, no los puso en ella, puesto que algunas veces se descuida deste su prosupuesto, y escribe que, así como las dos bestias se juntaban, acudían a rascarse el uno al otro, y que, después de cansados y satisfechos, cruzaba Rocinante el pescuezo sobre el cuello del rucio (que le sobraba de la otra parte más de media vara), y, mirando los dos atentamente al suelo, se solían estar de aquella manera tres días; a lo menos, todo el tiempo que les dejaban, o no les compelía la hambre a buscar sustento.
 
Digo que dicen que dejó el autor escrito que los había comparado en la amistad a la que tuvieron Niso y Euríalo, y Pílades y Orestes; y si esto es así, se podía echar de ver, para universal admiración, cuán firme debió ser la amistad destos dos pacíficos animales, y para confusión de los hombres, que tan mal saben guardarse amistad los unos a los otros. Por esto se dijo:

No hay amigo para amigo:  las cañas se vuelven lanzas;

y el otro que cantó:

De amigo a amigo la chinche, etc.

Y no le parezca a alguno que anduvo el autor algo fuera de camino en haber comparado la amistad destos animales a la de los hombres, que de las bestias han recebido muchos advertimientos los hombres y aprendido muchas cosas de importancia, como son: de las cigüeñas, el cristel; de los perros, el vómito y el agradecimiento; de las grullas, la vigilancia; de las hormigas, la providencia; de los elefantes, la honestidad, y la lealtad, del caballo. 


(Cervantes, Quijote, II, XII)
 
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[Gromov, metafísico porque no come]

28 de noviembre de 2013

Lugares comunes



Reto (primera parada de la mañana). El Rastro, otoño del 2013



Troppo vero (La educación sentimental)



Cantareros, 3.










[ Ocramalliv & Vokislav]



Apicultura

Mercadillo de Valladolid, Otoño de 2013

Los libros de apicultura están generalmente bastante bien cotizados en el Rastro, y sólo ocasionalmente salta la liebre.







La abeja (apis mellifera) tiene un aura literaria que se puede constatar el el blog mieladictos (Mandeville, Hugo, Tolstói, entre muchos otros). Nosotros traemos aquí una referencia fundamental que no aparece entre las citadas por los mieleros en red.

 
 Libro IV de las Geórgicas de Virgilio, Biblioteca La Colmena, Libros&Libros, Otoño de 2013
Portada y Contraportada

El cuarto libro de las Geórgicas de Virgilio trata de la vida de las abejas, cuya miel era muy importante en una economía que desconocía el azúcar y cuyas costumbres constituyeron, desde épocas remotas, un tema de estudio para los filósofos. Al describir la colmena, Virgilio habla de la crueldad de las abejas, de las rivalidades entre  las reinas, que originan terribles guerras entre sus huestes, de la disciplina, espíritu de trabajo y habilidades de las obreras. La vida social de la colmena le sugiere el paralelismo entre la ciudad de las abejas y un estado humano bien organizado.

 
Publicidad inserta en el librito anterior
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[Gromov, "alma colmerera"]

 

27 de noviembre de 2013

Great Minor Poets








[Tinofc]




Feérica

Guarda de los Cuentos de Andersen, editorial Calleja. Mercadillo de Valladolid, Otoño de 2013


A Octavio Paz le encantaban los cuentecillos de hadas y de folklore europeo que editaba Saturnino Calleja a finales del siglo XIX. 


Cubierta
Portada
























Su preferido era Almendrita, de Hans Christian Andersen: las aventuras de una niña, del tamaño de un pulgar, nacida en una flor, que navega entre la borrasca en un pétalo de tulipán (esa imagen lo seducía especialmente).    

    
 El autor de los cuentos y su personaje

                                                     
Secuestrada por animalejos, es rescatada por una golondrina y conoce al Príncipe de las Flores, con quien se casa en una boda diminuta. Un agregado interesante, el Príncipe le cambia el nombre a la novia y le pone Maia, nombre hindú de la Ilusión...

(Guillermo Sheridan, Poeta con Paisaje)


 Contraportada 

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[Gromov, "cuando era niño"]

26 de noviembre de 2013

Amargas horas de vigilia



Bécquer, in the still of the night (by Juanmaespinola)



Variaciones de un tema poético de Virgilio a Primo Levi

Era la hora en que el primer reposo desciende sobre las fatigas de los mortales...
(Virgilio, Eneida II, 268-269) 

El archienamorado Petrarca introdujo los principales elementos que, con distintas variantes y a lo largo del tiempo, han definido el motivo poético de la amara nocte.

Soneto CCXVI (Petrarca)

Lloro de día; y por la noche, cuando
reposan los mortales afligidos,
lloro y veo mis males acrecidos:
así empleo mi tiempo sollozando.

Con triste humor mis ojos voy gastando,
con pena el alma; y soy de los nacidos
el último; y de Amor dardos buídos
sin cesar de la paz me están privando.

¡Triste de mí! De sol a sol me hallo,
y de una sombra a otra, consumiendo
lo más de este morir que llaman vida.

Más que mi mal, lamento ajeno fallo:
que la viva Piedad, que me está viendo
arder, no me socorre conmovida.

                                (versión de ¿Ángel Crespo?)


Cervantes, medio poeta y buen conocedor del italiano, se queja también  de la esquivez de la amada. Las analogías (reposo/silencio; noche; males; sollozos/gemidos; de una sombra a otra/ vuelve la noche) permiten hablar de imitatio.



Soneto (Cervantes, Quijote, I y La casa de los celos)


En el silencio de la noche, cuando          
ocupa el dulce sueño a los mortales,    
la pobre cuenta de mis ricos males        
estoy al cielo y a mi Clori dando.
                 
Y, al tiempo cuando el sol se va mostrando,      
por las rosadas puertas orientales,        
con gemidos y acentos desiguales         
voy la antigua querella renovando.
               
Y cuando el sol de su estrellado asiento              
derechos rayos a la tierra envía,             
el llanto crece, y doblo los gemidos.
                 
Vuelve la noche, y vuelvo al triste cuento,         
y siempre hallo en mi mortal porfía       
al cielo sordo, a Clori sin oídos.


Shakespeare también retoma el maravilloso silencio cervantino (sesiones calladas) y el lamento (lloro, plañir), pero introduce un elemento novedoso: el recuerdo del tiempo perdido. El primer traductor de Proust al inglés, Scott-Moncrieff, tomó este locus (Remembrance of things past) como traducción de la Recherché de Proust.




Soneto XXX (Shakespeare)

Cuando en sesiones dulces y calladas
hago comparecer a los recuerdos,
suspiro por lo mucho que he deseado
y lloro el bello tiempo que he perdido,
 
la aridez de los ojos se me inunda
por los que envuelve la infinita noche
y renuevo el plañir de amores muertos
y gimo por imágenes borradas.
 
Así, afligido por remotas penas,
puedo, de mis dolores ya sufridos
la cuenta rehacer, uno por uno,
y volver a pagar lo ya pagado.

Pero si entonces pienso en ti, mis pérdidas
se compensan, y cede mi amargura.

(Versión de Manuel Mújica Lainez)


Pushkin conocía a Petrarca (lo cita en el Eugenio Oneguin) y a Shakespeare (cuya lectura inspira su Boris Godunov). El siguiente poema se cita como epígrafe en El Reto de Chejov, cuando el protagonista de dicha nouvelle se sume en lúgubres pensamientos la noche antes de un duelo a pistola. Como los que tal vez tuvo, a su vez, el propio Pushkin, durante la vigilia de su enfrentamiento fatal con D’Anthés.


Remembranza (Pushkin)

Muere un día de ruido y de trabajo
sobre la cuidad que duerme en calma;
extiende la noche su tenue manto,
y un sueño reparador mece el alma.

Mas, lentas para mí van pasando
desoladas horas de abatimiento;
surgen en mi mente, despertando
la amargura y el arrepentimiento.

Los enjambres de lúgubres ideas
atormentan, tenaces, mi memoria,
y el recuerdo me obliga a que relea
el largo pergamino de mi historia.

Aborrezco el relato de mi vida,
me estremezco, y maldigo la lectura,
mas no rompo las páginas leídas,
por más que me acongoje la amargura.

(Versión de Luis Abollado y de Gromov après Elisabeth de Mulder)

Son muy curiosas las analogías, casi literales, de la rima de Becquer que se transcribe a continuación, con la segunda parte del poema de Pushkin antes citado (enjambres, irreversibilidad del pasado) y no cabe pensar en influencia directa.



Rima LXIII (Bécquer)


Como enjambre de abejas irritadas,
de un oscuro rincón de la memoria
salen a perseguirnos los recuerdos
de las pasadas horas.

Yo los quiero ahuyentar. ¡Esfuerzo inútil!
Me rodean, me acosan,
y unos tras otros a clavarme vienen
el agudo aguijón que el alma encona.


Pensamos que tal vez el traductor Luis Abollado se inspiró en Bécquer para traducir al ruso. Véase si no otra traducción del fragmento pushkiniano aludido, más prosaica, pero seguramente más fiel:


Los sueños rebullen; y a la mente abatida
por la pena viene el dolor.
Ante mí, lentamente, la callada memoria
despliega su largo pergamino;

y al leer en él con asco aquello que yo he sido,
maldigo todo y me estremezco
y amargamente lloro y amargamente gimo,
mas no borro las tristes líneas.

(traducción Selma Ancira y Gerardo Torres)


Por último, en el siguiente poema, a Primo Levi le remuerde la conciencia el hecho de haber salido vivo de la terrible experiencia del Lager, y a una hora incierta, que en nuestro sentir es la nocturna, es lacerado una y otra vez por la quemazón de la pena (que tal vez le llevó al suicidio) y conjura los espectros de los vencidos: 

 

El superviviente (Primo Levi)

                                                                                                 Since then, at uncertain hour (Coleridge)

Desde entonces, a una hora incierta,
Aquella pena regresa,
Y si no encuentra quien lo escuche,
Quema en su pecho el corazón.
Mira de nuevo los rostros cómplices
Lívidos en la primera luz,
Grises de polvo de cemento,
Imperceptibles en la bruma,
Sus sueños manchados de muerte y angustia:
Por la noche aprietan las mandíbulas
Y bajo el largo peso de los sueños
Rumian invisibles nabos.
“Idos lejos de aquí, los caídos,
Alejaos. Yo nunca suplanté a nadie,
Ni usurpé el pan de nadie,
Nadie ha muerto por mí. Nadie.
Regresad a vuestra niebla”.

                                       (Traducción de Jeannette L. Clariond)



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[finalizado a las 01:13 de la madrugada]