19 de noviembre de 2013

De los Catálogos de las Librerías Anticuarias






De los Catálogos de las Librerías Anticuarias Españolas de los años 40 y 50 del siglo XX.
Anécdotas, Curiosidades y Cavilaciones (I)


Los catálogos de las librerías anticuarias eran el principal medio por el cual daban a conocer los libreros a sus clientes sus fondos. Existen desde que hay libros impresos. Antes de la llegada de Internet estos libritos (o librazos) eran el pan del librero y el vino del bibliófilo. 
Hay tantos tipos de catálogos como tipos de librería, o digamos mejor librero, ya que el catálogo es siempre el reflejo del autor, es decir el librero. Veamos, sin ánimo de hacer un estudio sesudo, algunas peculiaridades de catálogos impresos en los años 40 y 50 del pasado siglo. Podemos empezar con uno que inicia la década de los 50.

De la librería Orbiblio de Barcelona, Enero de 1950, Catálogo nº 5, en 4º, 78 páginas, 1100 referencias, leemos en un curioso prólogo las quejas del librero sobre la escasez de libros antiguos, lo que justifica el alza de los precios.

“Plácenos una vez más comunicar con nuestros amigos y clientes a través de este catálogo número cinco. Buena ocasión se nos presenta para decir algo sobre la notoria escasez de libros antiguos y las altas cotizaciones que alcanzan. Aprovechámosla con gusto.

La escasez e incluso la rareza extraordinaria con que se ilustran muchos de los libros que eran habituales en comercio, no es un término relativo. Obedece a una realidad que se explica fácilmente por razón de su índole. Sucede que mientras el curso del tiempo agota las fuentes tradicionales de adquisición, surge una poderosa y creciente demanda por parte de las instituciones públicas y privadas, de bibliófilos y coleccionistas. Y hasta el dinero mismo, de por sí tan inquieto y temeroso, parece haber encontrado refugio sosegado y remunerador en la inversión de tan preciosa mercancía. Corolario imperativo de esta limitación radical en la oferta e ilimitada demanda, que alteran el equilibrio de antaño, son los precios altos que hemos de aceptar todos, bibliófilos y libreros.

Circula una versión, cuajada de típico anecdotario, que pareciera postular una actitud desfavorable para el mercader de libros antiguos, unciéndole a la picota como agente de agio, ávido de presa y de lucro. Conviene afirmar todo lo contrario. A nuestra manera de ver, existe otra profunda y más sustanciosa realidad, porque nos consta la oposición del librero a dar acogida a cuantas ofertas no guardasen alguna proporción con los precios anteriores al segundo cuarto de este siglo. Algunos lucharon con tenacidad por mantener su criterio y la defensa de los intereses que representaban, no faltando, incluso, víctimas en este empeño. Otros prefirieron la oscuridad del silencio al ruido alegre de lo que consideraban escandaloso. Pero finalmente tuvieron que rendirse a la realidad imperiosa al comprobar que los volúmenes que rechazaban encontraban cauce inmediato bajo fórmulas improvisadas de comercio, donde los interesados en comprar batían todas las marcas registradas en los repertorios usuales.

Claro está que el coleccionista ha contribuido de modo decisivo con su constante demanda a la valoración del libro antiguo, dando con ello prueba de clarividencia. Afortunadamente, las gentes ya abandonaron pretéritos prejuicios y dejaron de confundir con su incomprensión y su befa al hombre que se afanaba por acumular papeles y libros antiguos. La noble afición del coleccionista, timbrada de cultura y apasionamiento, está hoy día plenamente justificada, y su anhelo de reunir y leer libros antiguos trasciende los límites personales del placer y la curiosidad, así como el humano deseo y legítimo interés de asegurar un valor patrimonial auténtico, para alcanzar el homenaje a que es acreedor todo el que contribuye a conservar para la posteridad el testimonio de anteriores manifestaciones del espíritu.

No cabe duda de que estamos viviendo en su plenitud la etapa de la dignificación y aprecio del libro antiguo, cuyo valor está llamado a mantenerse y superarse por razón de su propia naturaleza. Para confirmarlo, concluyamos con la frase familiar de Menéndez y Pelayo: «Hechos al canto». En cuanto nos toca, readquiriríamos con gusto parte de los libros que vendimos a precios aproximados a los que entonces cotizamos; en bastantes ocasiones, igualaríamos el precio a que los cedimos, y en no pocas lo superaríamos. Y no es aventurado suponer que a la luz de la experiencia suscribirían estas mismas palabras una mayoría de nuestros colegas.”




A pesar de las quejas del librero, este catálogo está repleto, a los ojos de un bibliófilo actual, de “buen genero”, sin desperdicio. Si bien no podemos comparar los precios de hace 63 años con los de hoy (que le pregunten a un emigrante de aquella época, de aquellos compatriotas que iban a Alemania con una maleta de cartón atada con una cuerda, qué le parecía pagar por un libro 1000 pesetas) hay muchos que llaman poderosamente la atención por la disparidad que presentan comparándolos entre ellos, o cotejándolos con los actuales. Si es verdad, como parece, que el mercado se rige por la ley de la oferta y la demanda, ¿Cómo hemos de valorar los ejemplos que veremos en estas páginas?

Pero vayamos sin más preámbulos al catálogo: al principio aparecen los apartados Incunables, Góticos y Siglo XVI, Otras impresiones antiguas y raras, Ediciones contemporáneas limitadas y Manuscritos. Estas secciones están destacadas de manera que tienen mayor relevancia. Con letra más pequeña aparecen obras “más corrientes” en secciones como América, Historia, Geografía y Viajes, Religión, Filosofía…

Los incunables son 5 cuyos precios van desde 1500 a 4000 pesetas.

Los góticos e impresiones el siglo XVI son 55 ejemplares, con autores como Nebrija, Guevara, Granada, Erasmo, Mariana, Ramón Muntaner… (precios desde 100 a 2500 pesetas) Entre ellos: 
un gótico, impreso en Salamanca, Juan de Junta, 1548 a la venta por 1250 pesetas, Toro, Gabriel:  Thesoro de misericordia divina y humana, docta y curiosamente compuesta por…; sobre el cuydado que tuvieron los antiguos, Hebreos, Gentiles y Cristianos, de los necesitados, Salamanca, Juan de Junta. Precio actual en Susana Bardón, Madrid: 4500




El bellísimo La Gierusalemme Liberata. Con le figure di Bernardo Castello; e le annotationi di Scipio Gentili, e di Giulio Guastavini. In Genova, Bartola, 1590, a la venta por 1750 pesetas, actualmente 4363 € en White Fox Rare Books, en Vermont (USA) y 3900 € en Libreria Antiquaria Malavasi (Milano)

En otras impresiones antiguas y raras podemos encontrar entre los 13 ejemplares: 

Historia Oriental de las Peregrinaciones de Fernan Mendez Pinto portvgves, a donde se escriven muchas, y muy estrañas cosas que vio, y oyó en los reynos de la China, Tartaria, Sornao, que vulgarmente se llama Siam, Calamiñam, Peguu, Martauan, y otros muchos de aquellas partes Orientales, de que en estas nuestras de Occidente ay muy poco, ò ninguna noticia. Valencia, 1645, por 900 pesetas. 5000 € precio que marca actualmente la Livraria Castro e Silva de Lisboa, auque en la edición posterior, la de Madrid por Melchor Sánchez en 1664.

La rara edición zaragozana, año de 1649, de Quevedo  El Parnasso español, monte dedos cumbres dividido, con las Nueve Musas castellanas… a la venta en 2000 pesetas. 

Curiosamente en la sección  Ediciones contemporáneas limitadas, nos encontramos 7 reproducciones en facsímil de finales del XIX, de folletos de impresión gótica (aunque no lo citan, quizás se trate de los que publicó Sancho Rayón), tienen éstos entre 2 y 16 hojas y el precio es de 50 y 100 pesetas!! por ejemplar (precio actual entre 15 y 30 €), el mismo que consta por ejemplo para Historia de zorrastrones o descubrimiento interesante de las finas y diabólicas astucias de los caballeros de industrias rateros y estafadores, Madrid, Imprenta García, 1821, precio de hoy 755 € en Librería Anticuaria Studio, Barcelona. Por el mismo precio, 100 pesetas, vemos el Diccionario de la lengua castellana compuesto por la Real Academia Española, reducido á un tomo para su mas fácil uso, Madrid, Ibarra, 1764, segunda edición que hoy no baja de los 500

En los demás apartados, como dije con menor relevancia tipográfica, llaman la atención los precios de ejemplares, que hoy valen poco, cómo compiten con  obras que actualmente cuestan un dineral, caso de encontrarlas. Así vemos por ejemplo: General Estoria de Alfonso X el Sabio, edición de Antonio G. Salalinde, Madrid, [José Molina], 1930, 4º, 828 pp, con 11 láminas (1ª parte, única publicada), 200 pesetas; en la misma página por 175 pesetas encontramos: Abulcacim Tarif Abentarique: Historia verdadera del rey Don Rodrigo, en la cual se trata la causa principal de la pérdida de España, y la conquista que de ella hizo Miramamolin Almançor, Rey que fué de el Africa, y de las Arabias; y vida del Rey Jacob Alamançor, Madrid, [Melchor Sánchez] 1654, 4º, pergamino.





Otros dos ejemplos:
De Mariana, Juan, Historia General de España. Madrid: Por Andrés Ramírez. 1780 - 1782. Infolio. 2 Tomos. [26] p., incluso portada, 14 p., 5 hojas, 784 p.; [8]4 hojas, 806 p. 150 pesetas. Hoy  cotiza por encima de los 1000

Regla, y establecimientos nuevos de la orden, y cavalleria del glorioso apostol Santiago, patrón de las Españas, con la historia del origen y principio deella, s.l. (Madrid), [Casa de Domingo Garcia Morràs], 1655, folio, portada grabada, una lámina y retrato, 150 pesetas. Hoy no baja de los 800

Galería Universal de biografías y retratos de los personajes más distinguidos en política, armas, religión, letras, ciencias y artes y de las familias reinantes en las cinco partes del globo, desde 1848 hasta nuestros días. Madrid, Elizalde, 1867, folio, 459 pp, holandesa, (sólo tomo I de II), 200 pesetas, hoy alrededor de 60

Hellwald (Federico de), La tierra y el hombre. Descripción pintoresca de nuestro globo y de las diferentes razas que lo pueblan, hecha con arreglo a los datos geográficos, etnográficos y estadísticos más recientes, [Barcelona], Montaner y Simón, 1886 y 1887 2 volúmenes en folio, 414+431 pp, holandesa, 200 pesetas, hoy cuesta alrededor de 80

Y para postre los Quijotes: el de Martín, Madrid, 1765 4 volúmenes, 8º pergamino con grabados, 250 pesetas. El mismo, pero la edición de 1782, 200 pesetas. 
¿Cómo es posible que costaran lo mismo que los Montaner y Simón arriba reseñados?

Aunque fuera de las dos décadas propuestas en el título, no me resisto a comentar el precio de la enciclopedia Espasa aparecido en el catálogo nº 4 de la madrileña Librería del Prado, del año 1960: 17000 pesetas. Por ese precio, en el mismo catálogo se podían adquirir varios Quijotes. El Quijote de Ibarra, edición 1780, en perfecto estado, 15000 pesestas;  más el de Manuel Martín de 1782, 750 pesetas; más el de Sancha de 1798-99, por 1000 pesetas; y aun sobrarían 250 pesetas para comprar Historia general de las aves y animales, de Aristóteles,  Valencia, [Pedro Patricio Mey], 1691 ,4º.



[El Amanuense]



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