26 de septiembre de 2014

La importancia de la virgulilla





Quienquiera que haya leído Expiación de Ian McEwan, o haya visto la versión cinematográfica con la lánguida Keira Knigtley, sabrá que el desencadenante de la acción es una nota mecanoscrita y traspapelada.
   
En muchos de los formatos que circulan por internet para leer el texto en e-book, tal nota figura con este contenido: 

«En mis sueños te beso el cono, tu dulce cono húmedo.
 En mis pensamientos te hago el amor sin parar todo el día.» 


Imaginamos que se trata de un problema de OCR, pero la simple ausencia de la virgulilla produce un indeseado efecto cómico.

Unas breves disquisiciones etimológicas: "Cono" viene del griego konos (piña), mientras que, con virgulilla, deriva del del latín cunnus (vulva). Nada que ver, entonces. No entramos aquí en el espinoso (o más bien, peludo) tema de su parentesco con cunnis o cuniculus (conejo). 

Por otra parte, "virgulilla" es un diminutivo de vírgula, que a su vez lo es de virga: vara, rama, y también, como no, verga. ¡Mira tú que virguería!

Una temporada en el infierno
Charlus & Jupien                     (Etimologías de Spasavic) 

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