10 de septiembre de 2014

RastroBestSeller


El libro de autoayuda de Gromov en las varias ediciones que posee




En la zona del Tendido unos ávidos ultramarinos se arraciman a la puerta trasera de una furgoneta donde (se les ha dicho) hay almacenados “dos mil kilos de libros”.

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Larsen: Polaco, tú que eres el más menudo, entra y nos vas pasando el material.

Gromov: Y sin florearlo, ya me entiendes. Desconecta el rádar y coge los libros a hecho.

Tinofc [arrojando el pitillo y encaramándose al vehículo]: A ver, apartaos, que necesito luz. Y tú, ruso, ya puedes estar atento, que voy a tirarte a dar.

Amanuese: Mira a ver esa pila de ahí; esos en tapa dura…

Gromov: Por la encuadernación, son del Círculo de los años setenta... ¡Justo!: la serie de Angélica casi completa (la han vuelto a reeditar, pero sin el éxito de antaño). Y también varios tomos de la Biblioteca Clásica Universal, con fondos de la antigua Vergara. En fin, libros mil veces vistos.

Larsen: Los best sellers del Rastro…

Tinofc: No me gusta ningún best seller, ni aunque sea de calidad: es literatura borreguil. ¡Hombre, que casualidad! Aquí tengo el que Gromov leyó cuando empezó a socializarse [les muestra un ejemplar de Cómo hacer amigos e influir en las personas]. Este sí que es el más vendido del Rastro.

Amanuense: Ese libro es como el botellín diabólico de Stevenson: alguien se lo lleva, pero siempre regresa. Es como la mala hierba, o la falsa moneda. 

Gromov: Pero yo pienso que lo que más se ve por aquí es la colección RTVE. Y también, de misma época, son los volúmenes granate de la editorial Libra. Los debieron de tirar por millones y a precios muy populares: creo que costaban originalmente 25 pesetas.

Larsen: Y tú los compras, rateando, a 25 céntimos: tanto no han cambiado las cosas.

Gromov: Larsen, te he dicho mil veces que no es elegante hablar del dinero del regateo, pero ya se sabe: el choto siempre tira al monte.

Amanuense [manoseando los montones de papel]: ¡Vaya cantidad de morralla! Esto es la selección natural darwiniana, pero a la inversa: lo que queda es lo peor de la especie.

Larsen: Pues sí, y el espécimen natural de este hábitat es, en mi opinión el libro de quiosco, con su encuadernación horrorosa y su papel infame.

Gromov: También tenían un papel deleznable (por las restricciones de la posguerra) los ejemplares de la serie Novelas y Cuentos, que primero se publicaron en tamaño folio y luego en cuarto. Y con portadas muchas veces de Manolo Prieto (el del toro de Osborne). Pero yo les tengo mucho apego porque mi padre los compraba y, siempre que los veo, los hojeo.

Larsen: ¿Y qué me decís de los libros que iban con los periódicos? ¿Os acordáis de los de El Sol? ¿Y la colección Millenium de El Mundo?

Amanuense: También se ven bastante por estos pagos cosas de todo pelo publicadas por Diputaciones, Juntas y Universidades. Sospecho de la existencia de almacenes con cantidades industriales de este tipo de mercadería institucional echándose a perder de polvo y humedad.

Tinofc [Ya bajándose, harto, del amasijo de libros]: Mirad lo que aparece por aquí: Stefan Zweig. Sus libros en Juventud, Austral y no recuerdo si también en Reno, valían cuatro perras hasta ayer mismo, que los rescató Acantilado. De eso va, entre otras cosas, la necrológica de Bonilla a su editor, titulada ¿Cómo lo hizo ese tipo?

Amanuense: Habrá que pasarle copia a malabia, para que tome nota y sus ediciones ultramarinas no vengan a parar al arroyo.

Gromov: Te equivocas. Yo poco lo conozco, pero si un día apareciera por aquí un ejemplar de Dakovika o de Raros de Tiempo, el bodeguero literario no lo consideraría un desprestigio, sino una prueba fehaciente de que uno de sus engendros editoriales ha cumplido plenamente su periplo vital.



[Spasavicus Magnificus]

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