Soneto (Lope de Vega)
Venturoso rincón, amigos mudos,
libros queridos, pobre y corto lecho,
viejas paredes donde el tosco techo
muestra apenas sus árboles desnudos.
Pintura humilde de pinceles rudos,
roto escritorio de haya frágil hecho,
donde, a la traza de mi abierto pecho,
de paciencia no más guardáis escudos.
Vidros, ejemplo de ambición subida
que de los vientos vive con recato;
dichoso yo que sin tener asida
el alma al oro, a la esperanza el plato,
pasó en vosotros descansada vida
lejos de idolatrar un dueño ingrato.
libros queridos, pobre y corto lecho,
viejas paredes donde el tosco techo
muestra apenas sus árboles desnudos.
Pintura humilde de pinceles rudos,
roto escritorio de haya frágil hecho,
donde, a la traza de mi abierto pecho,
de paciencia no más guardáis escudos.
Vidros, ejemplo de ambición subida
que de los vientos vive con recato;
dichoso yo que sin tener asida
el alma al oro, a la esperanza el plato,
pasó en vosotros descansada vida
lejos de idolatrar un dueño ingrato.
[El penúltimo novísimo]
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